Talált 303 Eredmények: dado

  • Partió de allí y cavó otro pozo, y ya no riñeron por él: lo llamó Rejobot, y dijo: «Ahora Yahveh nos ha dado desahogo, y prosperaremos en esta tierra. (Génesis 26, 22)

  • Respondió Isaac y dijo a Esaú: «Mira, le he puesto por señor tuyo, le he dado por siervos a todos sus hermanos y le he abastecido de trigo y vino. Según eso, ¿qué voy a hacer por ti, hijo mío?» (Génesis 27, 37)

  • Que te dé la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia, para que te hagas dueño de la tierra donde has vivido y que Dios ha dado a Abraham.» (Génesis 28, 4)

  • Vio Esaú que Isaac había bendecido a Jacob, y le enviaba a Paddán Aram a tomarse mujer allí, y que al bendecirle le había dado esta orden: «No tomes mujer de las hijas de Canaán», (Génesis 28, 6)

  • Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: Yahveh ha oído que yo era aborrecida y me ha dado también a éste.» Y le llamó Simeón. (Génesis 29, 33)

  • Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: «Ahora, esta vez, mi marido se aficionará a mí, ya que le he dado tres hijos.» Por eso le llamó Leví. (Génesis 29, 34)

  • Y dijo Raquel: «Dios me ha hecho justicia, pues ha oído mi voz y me ha dado un hijo.» Por eso le llamó Dan. (Génesis 30, 6)

  • Y dijo Lía: «Dios me ha dado mi recompensa, a mí, que tuve que dar mi esclava a mi marido.» Y le llamó Isacar. (Génesis 30, 18)

  • Y dijo Lía: «Me ha hecho Dios un buen regalo. Ahora sí que me apreciará mi marido, pues le he dado seis hijos.» Y le llamó Zabulón. (Génesis 30, 20)

  • Cuando Raquel hubo dado a luz a José, dijo Jacob a Labán: «Déjame que me vaya a mi lugar y a mi tierra. (Génesis 30, 25)

  • De esta suerte Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha dado a mí. (Génesis 31, 9)

  • Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.» (Génesis 31, 42)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina