Talált 189 Eredmények: conquista del trono

  • entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes que se sienten sobre el trono de David, montados en carros y caballos, ellos y sus oficiales, la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén. Y durará esta ciudad para siempre. (Jeremías 17, 25)

  • Dirás: Oye la palabra de Yahveh, tú, rey de Judá, que ocupas el trono de David, y tus servidores y pueblo - los que entran por estas puertas -. (Jeremías 22, 2)

  • Porque si ponéis en práctica esta palabra, entonces seguirán entrando por las puertas de esta casa reyes sucesores de David en el trono, montados en carros y caballos, junto con sus servidores y su pueblo. (Jeremías 22, 4)

  • Así dice Yahveh: Inscribid a este hombre: «Un sin hijos, un fracasado en la vida»; porque ninguno de su descendencia tendrá la suerte de sentarse en el trono de David y de ser jamás señor en Judá. (Jeremías 22, 30)

  • Pues así dice Yahveh: No le faltará a David quien se siente en el trono de la casa de Israel; (Jeremías 33, 17)

  • entonces también mi alianza romperíais con mi siervo David, de suerte que le falte un hijo que reine sobre su trono y con los levitas sacerdotes, mis servidores. (Jeremías 33, 21)

  • Por tanto, así dice Yahveh a propósito de Yoyaquim, rey de Judá: No tendrá quien le suceda en el trono de David y su propio cadáver yacerá tirado, expuesto al calor del día y al frío de la noche. (Jeremías 36, 30)

  • Pondré mi trono en Elam y haré desaparecer de allí a rey y jefes - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 49, 38)

  • Al son de la conquista de Babilonia retumbó la tierra, y el griterío de las naciones se dejó oír. (Jeremías 50, 46)

  • Mas tú, Yahveh, para siempre te sientas; ¡tu trono de generación en generación! (Lamentaciones 5, 19)

  • Pues tú te sientas en tu trono eternamente; mas nosotros por siempre perecemos. (Baruc 3, 3)

  • Salieron de ti a pie, llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve traídos con gloria, como un trono real. (Baruc 5, 6)


“Um dia você verá surgir o infalível triunfo da justiça Divina sobre a injustiça humana”. São Padre Pio de Pietrelcina