Talált 933 Eredmények: caída de Jerusalén
«¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! (Lucas 13, 34)
Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, (Lucas 17, 11)
Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del hombre; (Lucas 18, 31)
Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola, pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. (Lucas 19, 11)
Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén. (Lucas 19, 28)
«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. (Lucas 21, 20)
y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. (Lucas 21, 24)
Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén. (Lucas 23, 7)
Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. (Lucas 23, 28)
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, (Lucas 24, 13)
Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» (Lucas 24, 18)
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, (Lucas 24, 33)