Talált 143 Eredmények: batalla de Gabaón

  • En Gabaón moraban el padre de Gabaón, Yeiel, cuya mujer se llamaba Maaká (I Crónicas 9, 35)

  • Trabaron batalla los filisteos contra Israel; huyeron los hombres de Israel ante los filisteos, y cayeron heridos de muerte en el monte Gelboé. (I Crónicas 10, 1)

  • El peso de la batalla cargó sobre Saúl, los arqueros le descubrieron y fue herido por los arqueros. (I Crónicas 10, 3)

  • Este estaba con David en Pas Dammim, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla. Había allí una parcela toda de cebada, y el pueblo estaba ya huyendo delante de los filisteos, (I Crónicas 11, 13)

  • Yismaías, de Gabaón, valeroso entre los Treinta y jefe de los mismos; (I Crónicas 12, 4)

  • De Zabulón, 50.000 aptos para salir a campaña, preparados para la batalla, provistos de todas las armas de guerra, audaces en la lucha, con corazón entero. (I Crónicas 12, 34)

  • De los danitas, preparados para la batalla, 28.600. (I Crónicas 12, 36)

  • De Aser, aptos para salir a campaña y preparados para la batalla, 40.000. (I Crónicas 12, 37)

  • Y de Transjordania, de los rubenitas, de los gaditas y de la media tribu de Manasés, provistos de todos los pertrechos de guerra para la batalla, 120.000. (I Crónicas 12, 38)

  • Todos estos hombres de guerra, formados en orden de batalla, vinieron a Hebrón con corazón entero para proclamar a David rey sobre todo Israel; y los demás israelitas estaban unánimes en hacer rey a David. (I Crónicas 12, 39)

  • Y cuando oigas el ruido de pasos en la copa de las balsameras, saldrás a la batalla, porque Dios sale delante de ti para derrotar el campamento de los filisteos.» (I Crónicas 14, 15)

  • Hizo David como le había mandado Dios, y derrotaron al campamento de los filisteos desde Gabaón hasta Guézer. (I Crónicas 14, 16)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina