Talált 95 Eredmények: Media

  • A la media tribu de Manasés le había dado Moisés una parte conforme a sus clanes. (Josué 13, 29)

  • El reparto para las nueve tribus de Israel y la media tribu se hizo a suertes, como Yahveh había ordenado por medio de Moisés. (Josué 14, 2)

  • Porque Moisés había dado su heredad a las dos tribus y media de Transjordania sin dar a los levitas heredad entre ellas. (Josué 14, 3)

  • Porque los levitas no tienen su parte entre vosotros, pues el sacerdocio de Yahveh es su heredad; y Gad, Rubén y la media tribu de Manasés, han recibido ya al lado oriental del Jordán, la heredad que les dio Moisés, siervo de Yahveh.» (Josué 18, 7)

  • a los otros hijos de Quehat, por clanes, diez ciudades de las tribus de Efraím, de Dan y de la media tribu de Manasés. (Josué 21, 5)

  • A los hijos de Guerson, por clanes, les tocaron trece ciudades de las tribus de Isacar, Aser, Neftalí y de la media tribu de Manasés, en Basán. (Josué 21, 6)

  • De la media tribu de Manasés, Tanak con sus pastos y Yibleam con sus pastos: dos ciudades. (Josué 21, 25)

  • A los hijos de Guersón, de los clanes levíticos, les dieron: de la media tribu de Manasés, como ciudad de asilo para los homicidas, Golán en Basán con sus pastos, y Astarot con sus pastos: dos ciudades. (Josué 21, 27)

  • Josué convocó a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, (Josué 22, 1)

  • Moisés había dado a la media tribu de Manasés su parte en Basán; a la otra media se la dio Josué entre sus hermanos, al lado occidental del Jordán. Cuando los mandó Josué a sus tiendas, les dio la bendición (Josué 22, 7)

  • Los rubenitas y los gaditas, con la media tribu de Manasés, se volvieron y dejaron a los israelitas en Silo, en la tierra de Canaán, para volver a la tierra de Galaad, tierra de su propiedad donde se habían establecido según la orden de Yahveh dada por medio de Moisés. (Josué 22, 9)

  • Cuando llegaron a los circulos de piedras del Jordán, en tierra de Canaán, los rubenitas y los gaditas y la media tribu de Manasés levantaron allí un altar a orillas del Jordán, un altar de grandioso aspecto. (Josué 22, 10)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina