Talált 128 Eredmények: Joab

  • Joab entregó al rey la cifra del censo del pueblo. Había en Israel 800.000 hombres de guerra capaces de manejar las armas; en Judá había 500.000 hombres. (II Samuel 24, 9)

  • Se entendía con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, que apoyaban a Adonías. (I Reyes 1, 7)

  • Ha sacrificado bueyes, vacas cebadas y ovejas en abundancia, invitando a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, jefe del ejército, pero no ha invitado a tu siervo Salomón. (I Reyes 1, 19)

  • Lo oyó Adonías y todos los invitados que con él estaban cuando habían acabado de comer; oyó Joab el sonido del cuerno y dijo: «¿Por qué este ruido de la ciudad alborotada?» (I Reyes 1, 41)

  • También sabes lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel: a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Yéter, que los mató y derramó en la paz sangre de guerra; ha puesto sangre inocente en el cinturón de mi cintura y en la sandalia de mis pies. (I Reyes 2, 5)

  • El rey Salomón respondió a su madre: «¿Por qué pides tú a Abisag la sunamita para Adonías? Pues ya pide el reino para él, pues es mi hermano mayor y tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Sarvia.» (I Reyes 2, 22)

  • Llegó la noticia a Joab; como Joab se había inclinado por Adonías, aunque no se había inclinado por Absalón, se refugió Joab en la Tienda de Yahveh y se agarró a los cuernos del altar. (I Reyes 2, 28)

  • Avisaron al rey Salomón: «Joab se ha refugiado en la Tienda de Yahveh y está al lado del altar.» Envió Salomón a decir a Joab: «¿Qué te sucede, que te refugias en el altar?» Respondió Joab: «He tenido miedo de ti y me he refugiado junto a Yahveh.» Envió Salomón a Benaías, hijo de Yehoyadá, con esta orden: «Vete y mátale.» (I Reyes 2, 29)

  • Entró Benaías en la Tienda de Yahveh y le dijo: «Así dice el rey: Sal.» Respondió: «No. Moriré aquí.» Benaías llevó la respuesta al rey diciendo: «Esto ha dicho Joab y esto me ha respondido.» (I Reyes 2, 30)

  • El rey le dijo: «Haz como él dijo. Mátale y sepúltale, y apartarás de sobre mí y de sobre la casa de mi padre la sangre inocente que derramó Joab. (I Reyes 2, 31)

  • Que su sangre caiga sobre la cabeza de Joab y de su descendencia para siempre, y que David y su descendencia, su casa y su trono tengan paz para siempre de parte de Yahveh.» (I Reyes 2, 33)

  • Subió Benaías, hijo de Yehoyadá, hirió a Joab y le mató y le sepultó en su casa en el desierto. (I Reyes 2, 34)


"Tente percorrer com toda a simplicidade o caminho de Nosso Senhor e não se aflija inutilmente.” São Padre Pio de Pietrelcina