Talált 167 Eredmények: Efraím

  • y al segundo le llamó Efraím, porque - decía - «me ha hecho fructificar Dios en el país de mi aflicción». (Génesis 41, 52)

  • A José le nacieron en Egipto Manasés y Efraím, de Asnat, hija de Poti Fera, sacerdote de On. (Génesis 46, 20)

  • Sucedió tras esto que se le dijo a José: «Mira que tu padre está malo.» Entonces él tomó consigo a sus dos hijos Manasés y Efraím, (Génesis 48, 1)

  • Pues bien, los dos hijos tuyos que te nacieron en Egipto antes de venir yo a Egipto a reunirme contigo, míos son: Efraím y Manasés, igual que Rubén y Simeón, serán míos. (Génesis 48, 5)

  • José los tomó a los dos, a Efraím con la derecha, a la izquierda de Israel, y a Manasés con la izquierda, a la derecha de Israel, y los acercó a éste. (Génesis 48, 13)

  • Israel extendió su diestra y la puso sobre la cabeza de Efraím, aunque era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés: es decir que cruzó las manos, puesto que Manasés era el primogénito; (Génesis 48, 14)

  • Al ver José que su padre tenía la diestra puesta sobre la cabeza de Efraím, le pareció mal, y asió la mano de su padre para retirarla de sobre la cabeza de Efraím a la de Manasés. (Génesis 48, 17)

  • Y les bendijo aquel día, diciendo: «Que con vuestro nombre se bendiga en Israel, y se diga: ¡Hágate Dios como a Efraím y Manasés!» - y puso a Efraím por delante de Manassés. - (Génesis 48, 20)

  • José vio a los biznietos de Efraím; asimismo los hijos de Makir, hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José. (Génesis 50, 23)

  • Por los hijos de José: por Efraím, Elisamá, hijo de Ammihud; por Manasés, Gamaliel, hijo de Pedahsur. (Números 1, 10)

  • De los hijos de José: Parentelas de los hijos de Efraím, por clanes y familias, anotados uno por uno los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, útiles para la guerra: (Números 1, 32)

  • 40.500 revistados de la tribu de Efraím. (Números 1, 33)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina