Talált 1152 Eredmények: David y el arca
La gente del rey y la tropa que estaba en Jerusalén, en la Ciudad de David, recibieron la denuncia de que unos hombres que habían rechazado el mandato del rey habían bajado a los lugares ocultos del desierto. (I Macabeos 2, 31)
David, por su piedad, heredó un trono real para siempre. (I Macabeos 2, 57)
y cuando vio aquel poderoso ejército, oró diciendo: «Bendito seas, Salvador de Israel, que quebraste el ímpetu del poderoso guerrero por mano de tu siervo David y entregaste el ejército de los filisteos en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero. (I Macabeos 4, 30)
Cayeron unos quinientos hombres del ejército de Nicanor y los demás huyeron a la Ciudad de David. (I Macabeos 7, 32)
En sus días se consiguió felizmente por su medio exterminar a los gentiles de su país y a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén, donde se habían hecho una Ciudadela desde la que hacían salidas y mancillaban los alrededores del Lugar Santo causando graves ultrajes a su santidad. (I Macabeos 14, 36)
Se decía también en el escrito cómo el profeta, después de una revelación, mandó llevar consigo la Tienda y el arca; y cómo salió hacia el monte donde Moisés había subido para contemplar la heredad de Dios. (II Macabeos 2, 4)
Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí metió la Tienda, el arca y el altar del incienso, y tapó la entrada. (II Macabeos 2, 5)
Lo mismo se narraba también en los archivos y en las Memorias del tiempo de Nehemías; y cómo éste, para fundar una biblioteca, reunió los libros referentes a los reyes y a los profetas, los de David y las cartas de los reyes acerca de las ofrendas. (II Macabeos 2, 13)
Proberbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: (Proverbios 1, 1)
Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. (Eclesiastés 1, 1)
Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos: mil escudos penden de ella, todos paveses de valientes. (Cantar 4, 4)
Hubo también alianza con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá, herencia real de hijo a hijo sólo, mientras la herencia de Aarón pasa a todo su linaje. (Eclesiástico 45, 25)