Talált 422 Eredmények: Boca

  • Entonces Yahveh dijo así: Si te vuelves por que yo te haga volver, estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos. (Jeremías 15, 19)

  • Así dice Yahveh Sebaot: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan. Os están embaucando. Os cuentan sus propias fantasías, no cosa de boca de Yahveh. (Jeremías 23, 16)

  • y el rey de Judá, Sedecías, no escapará de manos de los caldeos, sino que será entregado sin remisión en manos del rey de Babilonia, con quien hablará boca a boca, y sus ojos se encontrarán con sus ojos, (Jeremías 32, 4)

  • En cuanto a ti, no te escaparás de su mano, sino que sin falta serás capturado, y en sus manos te pondré y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y su boca hablará a tu boca, y a Babilonia irás. (Jeremías 34, 3)

  • Empero, oíd la palabra de Yahveh, todo Judá, los que vivís en Egipto. Mirad que yo he jurado por mi gran Nombre - dice Yahveh - que no será más mi Nombre pronunciado por boca de ninguno de Judá que diga: "¡Por vida del Señor Yahveh!" en toda la tierra de Egipto. (Jeremías 44, 26)

  • Visitaré a Bel en Babilonia, y le sacaré su bocado de la boca, y no afluirán a él ya más las naciones. Hasta la muralla de Babilonia ha caído. (Jeremías 51, 44)

  • Pe. Abren su boca contra ti todos tus enemigos; silban y rechinan de dientes, dicen: «¡Nos la hemos tragado! ¡Ah, éste es el Día que esperábamos! 11 Ya lo alcanzamos, ya lo vemos!» (Lamentaciones 2, 16)

  • que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; (Lamentaciones 3, 29)

  • ¿No salen de la boca del Altísimo los males y los bienes? (Lamentaciones 3, 38)

  • Pe. Abren su boca contra nosotros todos nuestros enemigos. (Lamentaciones 3, 46)

  • «Y tú, hijo de hombre, esucha lo que voy a decirte, no seas rebelde como esa casa de rebeldía. Abre la boca y come lo que te voy a dar.» (Ezequiel 2, 8)

  • Yo abrí mi boca y él me hizo comer el rollo, (Ezequiel 3, 2)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina