Talált 17 Eredmények: Amasá

  • Abraham se dirigió presuroso a la tienda, a donde Sara, y le dijo: «Apresta tres arrobas de harina de sémola, amasa y haz unas tortas.» (Génesis 18, 6)

  • Absalón había puesto a Amasá al frente del ejército, en lugar de Joab. Amasá era hijo de un hombre llamado Yitrá el ismaelita, que se había unido con Abigaíl, hija de Jesé, hermana de Sarvia, madre de Joab. (II Samuel 17, 25)

  • Decid también a Amasá: "¿No eres tú hueso mío y carne mía? Esto me haga Dios y esto me añada si no entras a mi servicio toda mi vida como jefe del ejército, en lugar de Joab."» (II Samuel 19, 14)

  • El rey dijo a Amasá: «Convócame a los hombres de Judá y preséntate aquí dentro de tres días.» (II Samuel 20, 4)

  • Partió Amasá para convocar a Judá pere tardó más tiempo del señalado. (II Samuel 20, 5)

  • Estaban cerca de la piedra grande que hay en Gabaón cuando Amasá se presentó ante ellos. Vestía Joab su vestido militar y llevaba sobre él la espada, en la vaina, ceñida al costado. La espada se salió y cayó. (II Samuel 20, 8)

  • Joab dijo a Amasá: «¿Estás bien, hermano mío?» y sujetó Joab con su mano derecha la barba de Amasá como para besarle. (II Samuel 20, 9)

  • Amasá no se fijó en la espada que Joab tenía en su mano; y éste le hirió en el vientre derramando sus entrañas en tierra. No tuvo que repetir para matarle. Luego Joab y su hermano Abisay continuaron la persecución de Seba, hijo de Bikrí. (II Samuel 20, 10)

  • Se quedó junto a Amasá uno de los criados de Joab que decía: «Quien quiera a Joab y quien esté por David, que siga a Joab.» (II Samuel 20, 11)

  • Amasá, envuelto en sangre, estaba en medio del camino; viendo el hombre que todo el pueblo paraba, apartó a Amasá del camino al campo, y le puso encima un vestido, porque vio que todos los que llegaban hasta él se detenían. (II Samuel 20, 12)

  • Cuando Amasá fue apartado del camino, todos los hombres seguían en pos de Joab, persiguiendo a Seba, hijo de Bikrí. (II Samuel 20, 13)

  • También sabes lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel: a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Yéter, que los mató y derramó en la paz sangre de guerra; ha puesto sangre inocente en el cinturón de mi cintura y en la sandalia de mis pies. (I Reyes 2, 5)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina