Talált 1148 Eredmények: Alegría de David

  • Respondió Ajimélek al rey: «¿Y quién, entre todos tus servidores, es como David, el fiel, el yerno del rey y el jefe de tu guardia personal y honrado en tu propia casa? (I Samuel 22, 14)

  • Dijo pues el rey a los corredores que estaban a su lado: «Acercaos y dad muerte a los sacerdotes de Yahveh porque también su mano está con David y, sabiendo que él huía, no me lo hicieron saber.» Pero los servidores del rey no quisieron alzar su mano para herir a los sacerdotes de Yahveh. (I Samuel 22, 17)

  • Pudo escapar un hijo de Ajimélek, hijo de Ajitub, llamado Abiatar, y huyó donde David. (I Samuel 22, 20)

  • Abiatar notificó a David que Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Yahveh. (I Samuel 22, 21)

  • David dijo a Abiatar: «Ya sabía yo aquel día que, estando allí Doeg el edomita, no dejaría de avisar a Saúl. Yo soy el responsable de todas las vidas de la casa de tu padre. (I Samuel 22, 22)

  • Avisaron a David: «Mira, los filisteos están atacando a Queilá y han saqueado las eras.» (I Samuel 23, 1)

  • Consultó David a Yahveh: «¿Debo ir a batir a esos filiesteos?» Yahveh respondió a David: «Vete, batirás a los filisteos y salvarás a Queilá.» (I Samuel 23, 2)

  • Dijeron a David sus hombres: «Mira, ya en Judá estamos con temor ¿y todavía vamos a marchar a Queilá contra las huestes de los filisteos?» (I Samuel 23, 3)

  • David consultó de nuevo a Yahveh. Yahveh respondió: «Levántate, baja a Queilá porque he entregado a los filisteos en tus manos.» (I Samuel 23, 4)

  • Fue David con sus hombres a Queilá, atacó a los filisteos, se llevó sus rebaños, les causó una gran mortandad y libró David a los habitantes de Queilá. (I Samuel 23, 5)

  • Cuando Abiatar, hijo de Ajimélek, huyó a donde David, descendió también a Queilá, llevando en su mano el efod. (I Samuel 23, 6)

  • Se avisó a Saúl que David había entrado en Queilá y dijo: «Dios lo ha entregado en mis manos, pues él mismo se ha encerrado yendo a una ciudad con puertas y cerrojos.» (I Samuel 23, 7)


“O Coração de Jesus não deixará cair no vazio a nossa oração se ela for plena de fé e de confiança.” São Padre Pio de Pietrelcina