Talált 1038 Eredmények: victoria de David

  • Pero Moisés respondió: "No son cantos de victoria, ni alaridos de derrota; lo que oigo son cantos de coros alternados". (Exodo 32, 18)

  • porque el Señor, su Dios, los acompaña, y él combatirá en favor de ustedes para darles la victoria sobre sus enemigos". (Deuteronomio 20, 4)

  • Luego sintió mucha sed e invocó al Señor, diciendo: "Tú has concedido esta gran victoria por intermedio de tu servidor, y ahora ¿voy a morir de sed y a caer en manos de los incircuncisos?". (Jueces 15, 18)

  • Las vecinas le dieron un nombre, diciendo: "Le ha nacido un hijo a Noemí", y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Jesé, el padre de David. (Rut 4, 17)

  • Obed fue padre de Jesé y Jesé fue padre de David. (Rut 4, 22)

  • Pero Saúl intervino, diciendo: "Nadie morirá en este día, porque hoy el Señor ha obtenido una victoria en Israel". (I Samuel 11, 13)

  • Jonatán dijo a su escudero: "Vamos a cruzarnos a la guarnición de esos incircuncisos. Pueda ser que el Señor intervenga a favor nuestro, ya que nada le impide dar la victoria, sea con muchos o con pocos". (I Samuel 14, 6)

  • Aquel día, el Señor dio la victoria a Israel, y el combate se extendió hasta más allá de Bet Aven. (I Samuel 14, 23)

  • Pero el pueblo replicó a Saúl: "¡Cómo va a morir Jonatán, que ha obtenido esta gran victoria en Israel! ¡De ninguna manera! ¡Por la vida del Señor, no caerá por tierra ni un solo cabello de su cabeza, porque él ha actuado hoy con la ayuda de Dios!". Así el pueblo libró a Jonatán, y él no murió. (I Samuel 14, 45)

  • Samuel tomó el frasco de óleo y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y desde aquel día, el espíritu del Señor descendió sobre David. Samuel, por su parte, partió y se fue a Ramá. (I Samuel 16, 13)

  • Entonces Saúl envió unos mensajeros a Jesé para decirle: "Envíame a tu hijo David, que está con el rebaño". (I Samuel 16, 19)

  • Jesé tomó un asno, pan, un odre de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl con su hijo David. (I Samuel 16, 20)


“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina