Talált 91 Eredmények: siguió
Arranqué la realeza a la casa de David para dártela a ti. Pero tú no has sido como mi servidor David, que observó mis mandamientos y me siguió de todo corazón, haciendo únicamente lo que es recto a mis ojos. (I Reyes 14, 8)
Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor; siguió el camino de su padre y persistió en el pecado con que este hizo pecar a Israel. (I Reyes 15, 26)
Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor; siguió el camino de Jeroboám y persistió en el pecado con que este hizo pecar a Israel. (I Reyes 15, 34)
Entonces, el pueblo de Israel se dividió en dos: una mitad del pueblo siguió a Tibní, hijo de Guinat, para hacerlo rey; la otra mitad, en cambio, siguió a Omrí. (I Reyes 16, 21)
Siguió en todo el camino de Jeroboám, hijo de Nebat, y persistió en los pecados con que él hizo pecar a Israel, provocando con sus ídolos vanos la indignación del Señor, el Dios de Israel. (I Reyes 16, 26)
Miqueas siguió diciendo: "Por eso, escucha la palabra del Señor: Yo vi al Señor sentado en su trono, y todo el Ejército de los cielos estaba de pie junto a él, a derecha e izquierda. (I Reyes 22, 19)
Siguió en todo el camino de su padre Asá y no se apartó de él, haciendo lo que es recto a los ojos del Señor. (I Reyes 22, 43)
Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y siguió el camino de su padre y de su madre, y el camino de Jeroboám, hijo de Nebat, que hizo pecar a Israel. (I Reyes 22, 53)
Siguió el camino de los reyes de Israel, conforme a lo que había hecho la casa de Ajab, porque se había casado con una hija de Ajab; e hizo lo que es malo a los ojos del Señor. (II Reyes 8, 18)
Siguió el camino de la casa de Ajab e hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como la casa de Ajab, porque estaba emparentado con ella. (II Reyes 8, 27)
Siguió el camino de los reyes de Israel; incluso inmoló a su hijo en el fuego, según las costumbres abominables de las naciones que el Señor había desposeído delante de los israelitas. (II Reyes 16, 3)
Siguió en todo el camino que había seguido su padre; sirvió a los ídolos que había servido su padre y se postró delante de ellos. (II Reyes 21, 21)