Talált 154 Eredmények: séptimo sello

  • Ellos le respondieron: "El mismo Señor que vive en el cielo es el Soberano que ha mandado observar el séptimo día". (II Macabeos 15, 4)

  • La Amada: Grábame como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque el Amor es fuerte como la Muerte, inflexibles como el Abismo son los celos. Sus flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor. (Cantar 8, 6)

  • El tiempo de nuestra vida es una sombra fugaz y nuestro fin no puede ser retrasado: una vez puesto el sello, nadie vuelve sobre sus pasos. (Sabiduría 2, 5)

  • La limosna de un hombre es para él como un sello, y tiene en cuenta un favor como la pupila de sus ojos. (Eclesiástico 17, 22)

  • ¡Quién le pusiera a mi boca un centinela y a mis labios un sello de discreción, para que yo no caiga a causa de ellos y mi lengua no me lleve a la ruina! (Eclesiástico 22, 27)

  • Sello de rubí en una alhaja de oro es un concierto musical mientras se bebe vino; (Eclesiástico 32, 5)

  • sello de esmeralda en un engaste de oro es la música melodiosa sobre la dulzura del vino. (Eclesiástico 32, 6)

  • Conviene poner bajo sello a una mujer infiel, y donde hay muchas manos tener las cosas bajo llave. (Eclesiástico 42, 6)

  • El profeta Ananías murió ese mismo año, en el séptimo mes. (Jeremías 28, 17)

  • Ahora bien, en el séptimo mes, Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, que era de estirpe real, fue con diez hombres a Mispá, a ver a Godolías, hijo de Ajicám, y comieron todos juntos allí en Mispá. (Jeremías 41, 1)

  • Este es el número de la población deportada por Nabucodonosor: en el séptimo año, 3.023 judíos; (Jeremías 52, 28)

  • El trigésimo séptimo año de la deportación de Joaquín, rey de Judá, el día veinticinco del duodécimo mes, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año de su entronización, indultó a Joaquín, rey de Judá, y lo hizo salir de la prisión. (Jeremías 52, 31)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina