Talált 76 Eredmények: rico

  • Benaías, hijo de Iehoiadá, era un hombre valiente, rico en hazañas, oriundo de Cabsel. Él mató a los dos héroes de Moab, y fue él quien bajó a la cisterna un día de nieve para matar al león. (I Crónicas 11, 22)

  • y poseía una hacienda de siete mil ovejas, y tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas, además de una servidumbre muy numerosa. Este hombre era el más rico entre todos los Orientales. (Job 1, 3)

  • Se acuesta rico, pero es por última vez: abre los ojos, y no queda nada. (Job 27, 19)

  • que no toma partido por los príncipes ni favorece al rico en perjuicio del pobre, porque todos son obra de sus manos! (Job 34, 19)

  • tanto los humildes como los poderosos, el rico lo mismo que el pobre. (Salmos 49, 3)

  • El hombre rico no reflexiona, y muere lo mismo que los animales. (Salmos 49, 21)

  • Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan: (Salmos 86, 5)

  • Pero tú, Señor, Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarte, rico en amor y fidelidad, (Salmos 86, 15)

  • Ella tenía un templo muy rico, donde se guardaban armaduras de oro, corazas y armas dejadas allí por Alejandro, hijo de Filipo y rey de Macedonia, el primero que reinó sobre los griegos. (I Macabeos 6, 2)

  • Antíoco pensó que se estaba burlando de él y sospechó que esas palabras eran un insulto. Como aún vivía el más joven, no sólo trataba de convencerlo con palabras, sino que le prometía con juramentos que lo haría rico y feliz, si abandonaba las tradiciones de sus antepasados. Le aseguraba asimismo que lo haría su Amigo y le confiaría altos cargos. (II Macabeos 7, 24)

  • La fortuna del rico es su plaza fuerte, la pobreza de los débiles es su ruina. (Proverbios 10, 15)

  • Hay quien presume de rico y no tiene nada, y hay quien se hace el pobre y posee grandes bienes. (Proverbios 13, 7)


“Mesmo quando perdemos a consciência deste mundo, quando parecemos já mortos, Deus nos dá ainda uma chance de entender o que é realmente o pecado, antes de nos julgar. E se entendemos corretamente, como podemos não nos arrepender?” São Padre Pio de Pietrelcina