Talált 802 Eredmények: respondió
Jefté les respondió: "Si me hacen volver para luchar contra los amonitas y el Señor me los entrega, yo seré el jefe de ustedes". (Jueces 11, 9)
El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: "Lo que pasa es que Israel, cuando subía de Egipto, se apoderó de mi territorio desde el Arnón hasta el Iaboc y el Jordán. Ahora, devuélvemelo por las buenas". (Jueces 11, 13)
Ella le respondió: "Padre, si has prometido algo al Señor, tienes que hacer conmigo lo que prometiste, ya que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos, los amonitas". (Jueces 11, 36)
Su padre le respondió: "Puedes hacerlo". Ella se fue a las montañas con sus amigas, y se lamentó por haber quedado virgen. (Jueces 11, 38)
Pero Jefté les respondió: "Mi pueblo y yo estábamos en un grave conflicto con los amonitas. Yo les pedí ayuda a ustedes, pero no vinieron a salvarme. (Jueces 12, 2)
Manóaj se levantó y fue detrás de su mujer. Y al llegar adonde estaba el hombre, le dijo: "¿Eres tú el que le ha hablado a esta mujer?". "Sí, soy yo", respondió él. (Jueces 13, 11)
Pero el Ángel del Señor le respondió: "Aunque me obligues a quedarme, no probaré tu comida. Si quieres hacer un holocausto, ofrécelo al Señor". Manóaj no se había dado cuenta de que aquel hombre era el Ángel del Señor. (Jueces 13, 16)
Pero su mujer le respondió: "Si el Señor quisiera hacernos morir, no habría aceptado de nuestras manos el holocausto y la oblación; tampoco nos habría mostrado todo esto, ni nos habría comunicado una cosa así". (Jueces 13, 23)
La mujer se puso a llorar en brazos de Sansón, y le dijo: "Tú no sientes ningún cariño por mí. Has propuesto una adivinanza a mis compatriotas, y no has querido darme la solución". "No se la di a mi padre ni a mi madre, le respondió él, ¿y te la voy a dar a ti?". (Jueces 14, 16)
El séptimo día, antes que Sansón entrara en la habitación matrimonial, la gente del pueblo le dijo: "¿Qué hay más dulce que la miel y más fuerte que el león?". Y él les respondió: "Si no hubieran arado con mi ternera, no habrían resuelto mi adivinanza". (Jueces 14, 18)
Entonces tres mil hombres de Judá bajaron hasta la cueva de la roca de Etám y dijeron a Sansón: "¿No sabes que los filisteos nos tienen dominados? ¿Qué nos has hecho?". Él les respondió: "Yo los traté como ellos me trataron a mí". (Jueces 15, 11)
Sansón le respondió: "Si me atan con siete cuerdas de arco todavía frescas, que no se han dejado secar, yo me debilitaría y sería un hombre como cualquiera". (Jueces 16, 7)