Talált 589 Eredmények: palabras humanas
Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe. (Hechos 8, 6)
Ellos respondieron: «El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, que goza de la estima de todos los judíos, recibió de un ángel de Dios la orden de conducirte a su casa para escuchar tus palabras». (Hechos 10, 22)
Después de escuchar estas palabras, se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: «También a los paganos Dios les ha concedido el don de la conversión que conduce a la Vida». (Hechos 11, 18)
En efecto, la gente de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, ni entendieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado, pero las cumplieron sin saberlo, condenando a Jesús. (Hechos 13, 27)
Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo. (Hechos 13, 45)
Con esto concuerdan las palabras de los profetas que dicen: (Hechos 15, 15)
Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. (Hechos 16, 14)
Los inspectores repitieron estas palabras a los magistrados; estos, al enterarse de que eran ciudadanos romanos, se asustaron (Hechos 16, 38)
Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. (Hechos 17, 25)
Al oír las palabras «resurrección de los muertos», unos se burlaban y otros decían: «Otro día te oiremos hablar sobre esto». (Hechos 17, 32)
Pero tratándose de discusiones sobre palabras y nombres, y sobre la Ley judía, el asunto les concierne a ustedes; yo no quiero ser juez en estas cosas». (Hechos 18, 15)
Al oír estas palabras, ellos se hicieron bautizar en el nombre del Señor Jesús. (Hechos 19, 5)