Talált 42 Eredmények: oyeron

  • Apenas Judas y el pueblo oyeron estas noticias, reunieron una gran asamblea para deliberar sobre lo que debían hacer en favor de sus hermanos que se encontraban en un aprieto, amenazados por sus enemigos. (I Macabeos 5, 16)

  • Cuando Jonatán y el pueblo oyeron estas palabras, no les dieron crédito ni las aceptaron, porque se acordaban del enorme daño que Demetrio había causado a Israel y de la opresión a que los había sometido. (I Macabeos 10, 46)

  • Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de su voz. (Eclesiástico 17, 13)

  • Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías mientras él pronunciaba estas palabras en la Casa del Señor. (Jeremías 26, 7)

  • El rey Joaquím, todos sus guardias y los jefes oyeron sus palabras, y el rey intentó darle muerte. Al enterarse, Urías sintió temor y huyó a Egipto. (Jeremías 26, 21)

  • Y cuando oyeron todas las palabras, temblando, se miraron unos a otros, y exclamaron: "Es preciso que comuniquemos al rey todas estas palabras". (Jeremías 36, 16)

  • Sefatías, hijo de Matán, Gueda-lías, hijo de Pasjur, Iucal, hijo de Selemías, y Pasjur, hijo de Malquías, oyeron las palabras que Jeremías decía a todo el pueblo: (Jeremías 38, 1)

  • También los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas y en Edóm, y los que estaban en todos los demás países, oyeron que el rey de Babilonia había dejado un resto de Judá y le había puesto como gobernador a Godolías, hijo de Ajicám, hijo de Safán. (Jeremías 40, 11)

  • Por tal motivo, apenas todos los pueblos oyeron el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron para adorar la estatua de oro que había erigido el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 7)

  • Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. (Mateo 13, 17)

  • Dirigiéndose a la higuera, le dijo: «Que nadie más coma de tus frutos». Y sus discípulos lo oyeron. (Marcos 11, 14)

  • Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. (Marcos 16, 11)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina