Talált 98 Eredmények: ofrecer

  • Sus hijos tenían la costumbre de ofrecer por turno un banquete, cada uno en su propia casa, e invitaban a sus tres hermanas a comer y a beber con ellos. (Job 1, 4)

  • Cuando acabó de pronunciar estas palabras, un judío se adelantó a la vista de todos para ofrecer un sacrificio sobre el altar de Modín, conforme al decreto del rey. (I Macabeos 2, 23)

  • Ahí mismo mató al delegado real que obligaba a ofrecer los sacrificios y destruyó el altar. (I Macabeos 2, 25)

  • El rey y los capitanes aprobaron la propuesta, y el rey mandó ofrecer la paz a los sitiados. Estos la aceptaron, (I Macabeos 6, 60)

  • hemos procurado ofrecer un relato ameno para los aficionados a la lectura, práctico para los que quieren grabar los hechos en su memoria y útil para todos indistintamente. (II Macabeos 2, 25)

  • Heliodoro, después de ofrecer un sacrificio al Señor y de orar largamente al que le había concedido la vida, se despidió de Onías y volvió con sus tropas adonde estaba el rey. (II Macabeos 3, 35)

  • Además, él tenía presente la magnífica recompensa que está reservada a los que mueren piadosamente, y este es un pensamiento santo y piadoso. Por eso, mandó ofrecer el sacrificio de expiación por los muertos, para que fueran librados de sus pecados. (II Macabeos 12, 45)

  • "Tenía que ofrecer sacrificios de comunión, hoy mismo he cumplido mis votos; (Proverbios 7, 14)

  • Vigila tus pasos cuando vayas a la Casa de Dios. Acércate dispuesto a escuchar, más bien que a ofrecer el sacrificio de los insensatos, porque ellos no se dan cuenta que obran mal. (Eclesiastés 4, 17)

  • Ofrecer en sacrificio el fruto de la injusticia es presentar una ofrenda defectuosa, y los dones de los impíos no son aceptados. (Eclesiástico 34, 18)

  • Observar la Ley es como presentar muchas ofrendasy ser fiel a los mandamientos es ofrecer un sacrificio de comunión; (Eclesiástico 35, 1)

  • devolver un favor es hacer una oblación de harina y hacer limosna es ofrecer un sacrificio de alabanza. (Eclesiástico 35, 2)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina