Talált 257 Eredmények: nación santa

  • Si este ordenamiento dejara de regir delante de mi -oráculo del Señor- entonces, también la descendencia de Israel dejaría de ser para siempre una nación delante de mí. (Jeremías 31, 36)

  • ¿No ves lo que dice esta gente: "A las dos familias que había elegido, el Señor las ha rechazado"? Así desprecian a mi pueblo, y ya no lo consideran una nación. (Jeremías 33, 24)

  • ¡Ya no existe la gloria de Moab! En Jesbón traman el mal contra ella: "¡Vengan, extirpémosla como nación!". También tú, Madmén, serás reducida a silencio, la espada avanza detrás de ti. (Jeremías 48, 2)

  • ¡De pie! ¡Avancen contra una nación despreocupada, que se siente segura -oráculo del Señor- que no tiene puertas ni cerrojos, y vive apartada! (Jeremías 49, 31)

  • Haré venir contra Elám cuatro vientos desde los cuatro confines del cielo. Los dispersaré a los cuatro vientos, y no habrá ni una sola nación adonde no lleguen los expulsados de Elám. (Jeremías 49, 36)

  • Porque del Norte sube una nación contra ella: dejará su tierra devastada y no habrá más habitantes; tanto los hombres como los animales han emigrado, se han ido. (Jeremías 50, 3)

  • ¡Miren! Un pueblo viene del Norte, una gran nación y reyes numerosos surgen desde el confín de la tierra. (Jeremías 50, 41)

  • ¡Levanten un estandarte en el país, toquen la trompeta entre las naciones! Convoquen a las naciones para la guerra santa, recluten a los reinos contra ella: a Ararat, Miní y Asquenaz. Designen oficiales para el reclutamiento, hagan avanzar los caballos como langostas erizadas. (Jeremías 51, 27)

  • Aún se consumían nuestros ojos, aguardando en vano una ayuda; en nuestros puestos de guardia, mirábamos hacia una nación que no puede salvar. (Lamentaciones 4, 17)

  • Mira, Señor, desde tu santa morada y piensa en nosotros; inclina tu oído y escucha; (Baruc 2, 16)

  • Porque él hizo venir contra ellos a una nación lejana, una nación insolente, de lengua desconocida, que no respetó al anciano ni tuvo compasión del niño; (Baruc 4, 15)

  • Porque en mi santa montaña, en la santa montaña de Israel -oráculo del Señor-, allí me servirá todo el pueblo de Israel, congregado enteramente en el país. Allí los recibiré con agrado y aceptaré sus ofrendas, lo mejor de sus contribuciones y los dones que me consagren. (Ezequiel 20, 40)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina