Talált 130 Eredmények: jóvenes
el ángel que me rescató de todo mal, bendiga a estos jóvenes, para que en ellos sobreviva mi nombre y el de mis padres, Abraham e Isaac, y lleguen a ser una gran multitud sobre la tierra". (Génesis 48, 16)
Moisés le respondió: "Iremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacas, porque celebraremos una fiesta en honor del Señor". (Exodo 10, 9)
Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión. (Exodo 24, 5)
Perdonen, en cambio, a las jóvenes que no hayan tenido relaciones con un hombre. (Números 31, 18)
y 32.000 personas, a saber, las jóvenes que no habían tenido relaciones con un hombre. (Números 31, 35)
Aquellos jóvenes espías fueron e hicieron salir a Rajab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que le pertenecía. También hicieron salir a sus otros parientes, y los instalaron fuera del campamento de Israel. (Josué 6, 23)
Luego Sansón bajó para encontrarse con su mujer, y allí ofreció un banquete de siete días, como suelen hacerlo los jóvenes. (Jueces 14, 10)
Entre los habitantes de Iabés de Galaad encontraron cuatrocientas jóvenes vírgenes, que no habían convivido con ningún hombre, y las llevaron al campamento de Silo, que está en el país de Canaán. (Jueces 21, 12)
Estén alerta, y cuando las jóvenes de Silo salgan a danzar en coros, ustedes saldrán de las viñas y raptarán cada uno a una de las jóvenes de Silo. Luego se irán al país de Benjamín. (Jueces 21, 21)
Así lo hicieron los benjaminitas: entre las jóvenes danzantes que habían secuestrado, tomaron las mujeres que necesitaban. Después se fueron de vuelta a su herencia, reedificaron las ciudades y se establecieron en ellas. (Jueces 21, 23)
Mientras subían por la cuesta de la ciudad, encontraron a unas jóvenes que salían a sacar agua, y les preguntaron: "¿Está por aquí el vidente?". (I Samuel 9, 11)
y envió a diez jóvenes con este encargo: "Suban a Carmel, preséntense a Nabal, y salúdenlo de mi parte. (I Samuel 25, 5)