Talált 12 Eredmények: inocentes

  • Si alguno sale fuera de las puertas de tu casa, su sangre caerá sobre su cabeza y nosotros seremos inocentes. Pero la sangre de todos los que estén contigo dentro de la casa, caerá sobre nuestras cabezas, si alguien pone su mano sobre alguno de ellos. (Josué 2, 19)

  • David se enteró en seguida de lo sucedido y exclamó: "Yo y mi reino somos inocentes para siempre, delante del Señor, de la sangre de Abner, hijo de Ner. (II Samuel 3, 28)

  • A la mañana, él salió y, puesto de pie, dijo a todo el pueblo: "Ustedes son inocentes. Yo conspiré contra mi señor y lo maté. Pero a todos estos, ¿quién los ultimó? (II Reyes 10, 9)

  • Así, con frecuencia, muchos de los que están constituidos en autoridad, bajo la presión de ciertos amigos a quienes habían confiado la administración de los asuntos de estado, se han hecho cómplices del asesinato de inocentes y se han visto envueltos en males irremediables, (Ester 16, 5)

  • Si un azote siembra la muerte de improviso, se ríe de la desesperación de los inocentes. (Job 9, 23)

  • El Señor me premió, porque yo era justo y mis manos eran inocentes a sus ojos. (Salmos 18, 25)

  • Impútales una culpa tras otra, no los declares inocentes; (Salmos 69, 28)

  • Así absolvió de las acusaciones a Menelao, que era el causante de todos esos males. En cambio, condenó a muerte a aquellos desdichados que hubieran sido absueltos como inocentes, incluso por un tribunal de bárbaros. (II Macabeos 4, 47)

  • que se acordara de la inicua masacre de los niños inocentes y se vengara de las blasfemias proferidas contra su Nombre. (II Macabeos 8, 4)

  • cuando dictabas sentencias injustas, condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, a pesar de que el Señor ha dicho: "No harás morir al inocente y al justo". (Daniel 13, 53)

  • Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes. (Mateo 12, 7)

  • Fíjense bien lo que ha producido en ustedes la tristeza que proviene de Dios. ¡Cuánta solicitud! ¿Qué digo? ¡Cuántas excusas! ¡Qué indignación! ¡Qué temor! ¡Cuántos deseos ardientes! ¡Qué preocupación! ¡Qué castigo ejemplar! De todas las maneras posibles, ustedes han demostrado que son inocentes en este asunto. (II Corintios 7, 11)


“Reflita no que escreve, pois o Senhor vai lhe pedir contas disso.” São Padre Pio de Pietrelcina