Talált 3283 Eredmények: historia del pueblo de Israel

  • y haré que este pueblo se gane el favor de los egipcios, de manera que cuando ustedes salgan, no se vayan con las manos vacías. (Exodo 3, 21)

  • Él hablará al pueblo en tu nombre; será tu portavoz y tu serás un dios para él. (Exodo 4, 16)

  • El Señor le dijo: "Mientras regresas a Egipto, considera todos los prodigios que yo te di el poder de realizar: tú los harás delante del Faraón. Pero yo voy a endurecer el corazón del Faraón, y él no dejará salir al pueblo. (Exodo 4, 21)

  • Entonces tú le dirás: Así habla el Señor: ‘Israel es mi hijo primogénito. (Exodo 4, 22)

  • Yo te he dicho que dejes partir a mi pueblo, para que me rinda culto. Pero ya que te niegas a hacerlo, castigaré con la muerte a tu hijo primogénito’". (Exodo 4, 23)

  • Aarón les expuso las palabras que el Señor había dicho a Moisés, y este realizó los prodigios a la vista del pueblo. (Exodo 4, 30)

  • El pueblo creyó; y cuando oyeron que el Señor había visitado a los israelitas y había visto su opresión, se postraron en señal de adoración (Exodo 4, 31)

  • Inmediatamente, Moisés y Aarón fueron a decir al Faraón: "Así habla el Señor, el Dios de Israel: Deja partir a mi pueblo, para que celebre en el desierto una fiesta en mi honor". (Exodo 5, 1)

  • Pero el Faraón respondió: "¿Y quien es el Señor para que yo le obedezca dejando partir a Israel? Yo no conozco al Señor y no dejaré partir a Israel". (Exodo 5, 2)

  • El rey de Egipto les respondió: "¿Por qué ustedes, Moisés y Aarón, se empeñan en apartar al pueblo de sus tareas? Vuelvan al trabajo que les ha sido impuesto". (Exodo 5, 4)

  • Ese mismo día, el Faraón dio a los capataces y a los inspectores del pueblo las siguientes instrucciones: (Exodo 5, 6)

  • En seguida salieron los capataces del pueblo, junto con los inspectores, y dijeron a la multitud: "Así habla el Faraón: ‘De ahora en adelante no les daré más paja. (Exodo 5, 10)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina