Talált 74 Eredmények: estarán

  • En ti se congregarán todos los rebaños de Quedar, los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio: subirán como ofrenda aceptable sobre mi altar y yo glorificaré mi Casa gloriosa. (Isaías 60, 7)

  • Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para que te traigan las riquezas de las naciones, bajo la guía de sus reyes. (Isaías 60, 11)

  • Por eso, así habla el Señor: ¡Mis servidores comerán y ustedes estarán hambrientos! ¡Mis servidores beberán y ustedes estarán sedientos! ¡Mis servidores se alegrarán y ustedes quedarán avergonzados! (Isaías 65, 13)

  • Todo el que se bendiga en el país se bendecirá por el Dios del Amén, y todo el que jure en el país jurará por el Dios del Amén, porque las angustias pasadas habrán sido olvidadas y estarán ocultas a mis ojos. (Isaías 65, 16)

  • Antes que llamen, yo les responderé; estarán hablando, y ya los habré escuchado. (Isaías 65, 24)

  • Aquel día -oráculo del Señor- desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes; los sacerdotes estarán consternados y quedarán atónitos los profetas. (Jeremías 4, 9)

  • Todo el valle de los cadáveres y de la ceniza de los sacrificios, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la puerta de los Caballos, al oriente, estarán consagrados al Señor: ¡nunca más se arrancará, nunca más se demolerá! (Jeremías 31, 40)

  • Los sobrevivientes huirán, y estarán en las montañas como las palomas de los valles; y todos morirán, cada uno por su culpa. (Ezequiel 7, 16)

  • ¿Podrá resistir tu corazón y estarán firmes tus manos, los días en que yo me enfrente contigo? Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré. (Ezequiel 22, 14)

  • Serán los más desolados entre los países desolados y sus ciudades estarán entre las ciudades en ruinas. Y sabrán que yo soy el Señor, (Ezequiel 30, 7)

  • yo acudiré en auxilio de mis ovejas y ellas no estarán más expuestas a la depredación: yo juzgaré entre oveja y oveja. (Ezequiel 34, 22)

  • Haré de ellos una sola nación en la tierra, en las montañas de Israel, y todos tendrán un solo rey: ya no formarán dos naciones ni estarán más divididos en dos reinos. (Ezequiel 37, 22)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina