Talált 43 Eredmények: deportados
y el profeta Jeremías dijo: "¡Amén! ¡Que así lo haga el Señor! Que el Señor cumpla tus palabras, las que tú has profetizado, haciendo volver los objetos de la Casa del Señor y a todos los deportados, de Babilonia a este lugar. (Jeremías 28, 6)
En cuanto a ustedes, todos los deportados que yo envié de Jerusalén a Babilonia, escuchen la palabra del Señor. (Jeremías 29, 20)
Y ellos darán origen a una maldición que repetirán todos los deportados de Judá en Babilonia: "¡Que el Señor te trate como a Sedecías y como a Ajab, a quienes el rey de Babilonia hizo asar en el fuego!", (Jeremías 29, 22)
Envía este mensaje a todos los deportados: "Así habla el Señor acerca de Semaías, de Nejelám: Porque Semaías les ha profetizado sin que yo lo haya enviado, y les ha infundido confianza por medio de una mentira, (Jeremías 29, 31)
Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, después que Nebuzaradán, comandante de la guardia, lo dejó ir de Ramá, donde lo encontró atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá, que eran deportados a Babilonia. (Jeremías 40, 1)
Todos los jefes de las tropas que estaban en el campo, lo mismo que sus hombres, se enteraron de que el rey de Babilonia, había nombrado a Godolías, hijo de Ajicam, gobernador del país, y le había encomendado a los hombres, las mujeres y los niños, y a la gente pobre del país, que no habían sido deportados a Babilonia. (Jeremías 40, 7)
El año treinta, el día quinto del cuarto mes, mientras me encontraba en medio de los deportados, a orillas del río Quebar, se abrió el cielo y tuve visiones divinas. (Ezequiel 1, 1)
Así llegué a Tel Aviv, junto a los deportados, que habitaban a orillas del río Quebar; y allí permanecí siete días como aturdido en medio de ellos. (Ezequiel 3, 15)
los sobrevivientes se acordarán de mí en medio de las naciones donde hayan sido deportados. Yo desgarraré su corazón prostituido que se apartó de mi y sus ojos que se prostituyeron detrás de sus ídolos; sentirán horror de sí mismos por las maldades que cometieron con todas sus abominaciones. (Ezequiel 6, 9)
El espíritu me elevó y me llevó a Caldea, donde estaban los deportados. Esto sucedió en una visión, por obra del espíritu de Dios. Luego se alejó de mí la visión que yo había contemplado, (Ezequiel 11, 24)
y conté a los deportados todas las cosas que el Señor me había hecho ver. (Ezequiel 11, 25)
Sacarás tu equipaje en pleno día, a la vista de ellos, y saldrás por la tarde, también a la vista de ellos, como salen los deportados. (Ezequiel 12, 4)