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Y después oí la voz de una multitud de Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, (Apocalipsis 5, 11)
Y vi aparecer un caballo amarillo. Su jinete se llamaba «Muerte», y el Abismo de la muerte lo seguía. Y recibió poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, del hambre, de la peste y de las fieras salvajes. (Apocalipsis 6, 8)
Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido inmolados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que habían dado. (Apocalipsis 6, 9)
los astros del cielo cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes cuando la higuera es sacudida por un fuerte viento. (Apocalipsis 6, 13)
y decían a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros, y ocúltennos de la mirada de aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero». (Apocalipsis 6, 16)
Luego vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: (Apocalipsis 7, 2)
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: (Apocalipsis 7, 9)
«¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!». (Apocalipsis 7, 10)
Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, (Apocalipsis 7, 11)
Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor». Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. (Apocalipsis 7, 14)
Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono habitará con ellos: (Apocalipsis 7, 15)
Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos». (Apocalipsis 7, 17)