Talált 775 Eredmények: culto en espíritu y en verdad
Salúm, hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Córaj, y sus hermanos los corajitas, de la misma familia. Ellos se ocupan del culto como guardianes de los umbrales de la Carpa, porque sus padres habían tenido a su cargo la guardia de acceso al campamento del Señor. (I Crónicas 9, 19)
Algunos de ellos tenían el cuidado de los utensilios del culto, y los contaban cada vez que los ponían y los sacaban. (I Crónicas 9, 28)
Así murió Saúl, por haberse rebelado contra el Señor, no observando su palabra, y por haber evocado y consultado al espíritu de un muerto, (I Crónicas 10, 13)
Entonces el espíritu descendió sobre Amasai, el jefe de los Treinta, y este exclamó: "¡Estamos de tu parte, David! ¡Estamos contigo, hijo de Jesé! ¡Paz, paz para ti, y paz para el que te ayuda! ¡Porque tu Dios viene en tu auxilio!". David les dio la bienvenida y los puso al frente de sus divisiones. (I Crónicas 12, 19)
En resumen, ellos tenían a su cargo el cuidado de la Carpa del Encuentro y la custodia del Santuario, y debían servir a los hijos de Aarón, sus hermanos, en el culto de la Casa del Señor. (I Crónicas 23, 32)
David y los jefes del ejército separaron para el servicio del culto a los hijos de Asaf, de Hemán y de Iedutún, los cuales profetizaban, acompañándose con cítaras, arpas y címbalos. La lista de los encargados de este servicio es la siguiente: (I Crónicas 25, 1)
para las clases de los sacerdotes y de los levitas, para la manera de ejercer el servicio de la Casa del Señor y para los utensilios destinados al culto de la Casa del Señor. (I Crónicas 28, 13)
y dijo al rey: "¡Realmente era verdad lo que había oído decir en mi país acerca de ti y de tu sabiduría! (II Crónicas 9, 5)
Azarías, hijo de Oded, sobre el que había descendido el espíritu de Dios, (II Crónicas 15, 1)
Pero el rey le dijo: "¿Cuántas veces tendré que conjurarte a que no me digas más que la verdad en nombre del Señor?". (II Crónicas 18, 15)
Entonces se adelantó el espíritu y, puesto de pie delante del Señor, dijo: ‘Yo lo seduciré’. ‘¿Cómo?’, preguntó el Señor. (II Crónicas 18, 20)
Él respondió: ‘Iré y seré un espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas’. Entonces el Señor le dijo: ‘Tú lograrás seducirlo. Ve y obra así’. (II Crónicas 18, 21)