Talált 1581 Eredmények: corazón de David

  • David, que gozó del favor de Dios, le pidió la gracia de construir una Morada parael Dios de Jacob. (Hechos 7, 46)

  • ¡Hombres rebeldes, paganos de corazón y cerrados a la verdad! Ustedes siempre resisten al Espíritu Santo y son iguales a sus padres. (Hechos 7, 51)

  • Tú no tendrás ninguna participación en ese poder, porque tu corazón no es recto a los ojos de Dios. (Hechos 8, 21)

  • Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor: quizá él te perdone este mal deseo de tu corazón, (Hechos 8, 22)

  • Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme. (Hechos 11, 23)

  • Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad. (Hechos 13, 22)

  • De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. (Hechos 13, 23)

  • Que Dios lo ha resucitado de entre los muertos y que no habrá de someterse a la corrupción, es lo que el mismo Dios ha declarado diciendo: Cumpliré las santas promesas hechas a David, aquellas que no pueden fallar. (Hechos 13, 34)

  • Sin embargo, David, después de haber cumplido la voluntad de Dios en su tiempo, murió, fue a reunirse con sus padres y sufrió la corrupción. (Hechos 13, 36)

  • Después de esto, yo volveré y levantaré la choza derruida de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré, (Hechos 15, 16)

  • Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. (Hechos 16, 14)

  • Pablo respondió: «¿Por qué lloran así y destrozan mi corazón? Yo estoy dispuesto, no solamente a dejarme encadenar, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús». (Hechos 21, 13)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina