Talált 60 Eredmények: brazos

  • el que adiestra mis manos para la guerra y mis brazos para tender el arco de bronce. (II Samuel 22, 35)

  • Sus servidores le dijeron: "Sería conveniente buscarle al rey, mi señor, una jovencita: ella estará al servicio del rey y cuidará de él; dormirá entre sus brazos, y así mi señor, el rey, entrará en calor". (I Reyes 1, 2)

  • El trono tenía seis gradas, unas cabezas de toros en la parte posterior, y brazos a ambos lados del asiento; junto a los brazos había dos leones de pie, (I Reyes 10, 19)

  • y Eliseo le dijo: "El año próximo, para esta misma época, tendrás un hijo en tus brazos". Ella exclamó: "No, señor, por favor; tú eres un hombre de Dios, no engañes a tu servidora". (II Reyes 4, 16)

  • El trono tenía seis gradas, una plataforma de oro, unos sostenes, y brazos a ambos lados del asiento; junto a los brazos había dos leones de pie, (II Crónicas 9, 18)

  • Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró de este modo: "¡Bendito seas, Dios misericordioso, y bendito sea tu Nombre para siempre! ¡Que todas tus obras te bendigan eternamente! (Tobías 3, 11)

  • Pero Dios cambió el espíritu del rey y lo movió a la mansedumbre. Lleno de inquietud, se precipitó de su trono y la tomó entre sus brazos, mientras ella volvía en sí. La reconfortó con palabras tranquilizadoras, diciéndole: (Ester 15, 11)

  • Despedías a las viudas con las manos vacías y quebrabas los brazos de los huérfanos. (Job 22, 9)

  • el que adiestra mis manos para la guerra y mis brazos para tender el arco de bronce. (Salmos 18, 35)

  • porque los brazos del impío se quebrarán, pero el Señor sostiene a los justos. (Salmos 37, 17)

  • Montañas de botín fueron arrebatadas a los valientes, que ya duermen el sueño de la muerte: a los guerreros no les respondieron los brazos. (Salmos 76, 6)

  • No, yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí. (Salmos 131, 2)


“Viva sempre sob o olhar do Bom Pastor e você ficara’ imune aos pastos contaminados.” São Padre Pio de Pietrelcina