Talált 126 Eredmények: ayuda al necesitado

  • La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. (Eclesiástico 3, 14)

  • Otro es débil, necesitado de ayuda, falto de fuerza y lleno de privaciones; pero el Señor lo mira con bondad y lo levanta de su humillación; (Eclesiástico 11, 12)

  • Si un rico resbala, muchos corren en su ayuda; dice cosas irrepetibles, y le dan la razón. Resbala el humilde, y lo critican; se expresa con sensatez, y nadie le hace caso. (Eclesiástico 13, 22)

  • El que practica la misericordia presta a su prójimo, y el que acude en su ayuda observa los mandamientos. (Eclesiástico 29, 1)

  • Presta a tu prójimo cuando esté necesitado, y restitúyele a tu vez en el momento convenido. (Eclesiástico 29, 2)

  • El que adquiere una mujer tiene el comienzo de la fortuna, una ayuda adecuada a él y una columna donde apoyarse. (Eclesiástico 36, 24)

  • La riqueza y la fuerza reconfortan el corazón, pero más todavía el temor del Señor. Con el temor del Señor, nada falta, y ya no es necesario buscar otra ayuda. (Eclesiástico 40, 26)

  • ¡Muerte, tu sentencia es bienvenida para el hombre necesitado y sin fuerzas, gastado por los años y lleno de ansiedades, que se rebela y ha agotado su paciencia! (Eclesiástico 41, 2)

  • porque tú has sido mi protector y mi ayuda, y has librado mi cuerpo de la perdición, del lazo de la lengua calumniadora y de los labios que traman mentiras. Frente a mis adversarios, tú has sido mi ayuda y mes has librado, (Eclesiástico 51, 2)

  • todos ellos serán defraudados por un pueblo que no sirve de nada, que no les aporta ayuda ni provecho, sino vergüenza y oprobio. (Isaías 30, 5)

  • ¡Egipto! Su ayuda es inútil y vana; por eso yo lo llamé: "Rahab, la inmóvil". (Isaías 30, 7)

  • ¡Ay de los que bajan a Egipto para pedir ayuda, y buscan apoyo en los caballos! Ellos confían en los carros, porque son numerosos, y en los jinetes, porque son muy fuertes, pero no miran al Santo de Israel ni consultan al Señor. (Isaías 31, 1)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina