Talált 316 Eredmények: amistad con el mundo

  • Al proferir tus amenazas, Señor, al soplar el vendaval de tu ira, aparecieron los cauces del mar y quedaron a la vista los cimientos del mundo. (II Samuel 22, 16)

  • "Yo me voy por el camino de todo el mundo. Sé fuerte y compórtate como un hombre. (I Reyes 2, 2)

  • Todo el mundo trataba de ver a Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. (I Reyes 10, 24)

  • ¡Que toda la tierra tiemble ante él! El mundo está firmemente establecido: ¡no se moverá jamás! (I Crónicas 16, 30)

  • "Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo. (Tobías 3, 2)

  • Más aún, han enviado gente a Jerusalén, donde todo el mundo hace lo mismo, con el encargo de obtener la debida autorización de los ancianos. (Judit 11, 14)

  • Aunque estoy al frente de numerosas naciones y soy el soberano de todo el mundo habitado, sin dejarme llevar por la arrogancia que da el poder, sino gobernando siempre con benevolencia y moderación he tratado de asegurar continuamente a mis súbditos una vida sin inquietudes, de convertir el reino en un lugar civilizado y transitable hasta sus últimos confines, y de hacer que reflorezca la paz tan ansiada por todos los hombres. (Ester 13, 2)

  • se benefició con los sentimientos de humanidad que manifestamos hacia cualquier nación, hasta el punto de ser llamado nuestro "padre" y de ver que todo el mundo se postraba ante él, porque había obtenido el segundo lugar en el reino. (Ester 16, 11)

  • Lo arrojan de la luz a las tinieblas y lo arrastran fuera del mundo. (Job 18, 18)

  • Son dulces para él los terrones del valle; todo el mundo desfila detrás de él, y ante él, una multitud innumerable. (Job 21, 33)

  • ¿Quién le ha encomendado la tierra y quién lo encargó del mundo entero? (Job 34, 13)

  • Todo el mundo la contempla, el hombre la percibe desde lejos. (Job 36, 25)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina