Talált 25 Eredmények: alza

  • El que ama las querellas ama el pecado, el que alza demasiado su puerta busca la ruina. (Proverbios 17, 19)

  • En testimonio de semejante perversidad, humea allí todavía una tierra desolada, los arbustos dan frutos que no llegan a madurar y, como recuerdo de un alma incrédula, se alza una columna de sal. (Sabiduría 10, 7)

  • Él alza una insignia para una nación lejana, la llama con un silbido desde el extremo de la tierra, y ella acude veloz, rápidamente. (Isaías 5, 26)

  • Porque la maldad quema como el fuego, devora cardos y espinas, arde en las espesuras del bosque, y el humo se alza en torbellinos. (Isaías 9, 17)

  • Por eso, así habla el Señor de los ejércitos: Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas nada de Asiria, que te golpea con el bastón y alza su vara contra ti a la manera de Egipto. (Isaías 10, 24)

  • Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes. (Isaías 55, 9)

  • ¡Grita a voz en cuello, no te contengas, alza tu voz como una trompeta: denúnciale a mi pueblo su rebeldía y sus pecados a la casa de Jacob! (Isaías 58, 1)

  • Alza tus ojos a los montes desolados y mira: ¿dónde no has sido violada? Te sentabas a la espera junto a los caminos, como el árabe en el desierto; así has contaminado el país con tus prostituciones y tu maldad. (Jeremías 3, 2)

  • En cuanto a ti, profetiza contra ellos todas estas palabras. Tú les dirás: El Señor ruge desde lo alto, desde su santa morada alza su voz; ruge con furia contra su redil, lanza un grito como los que pisan la uva contra todos los habitantes de la tierra. (Jeremías 25, 30)

  • ¡Grita, laméntate, hijo de hombre, porque ella se alza contra mi pueblo, contra todos los príncipes de Israel, entregados a la espada junto con mi pueblo! Por eso, golpéate el pecho, (Ezequiel 21, 17)

  • ¿Ruge el león en la selva sin tener una presa? ¿Alza la voz el cachorro desde su guarida sin haber cazado nada? (Amós 3, 4)

  • Porque el hijo denigra al padre, la hija se alza contra su madre, la nuera contra su suegra, y cada uno tiene como enemigos a los de su casa. (Miqueas 7, 6)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina