Talált 31 Eredmények: alimentos

  • prefirieron la muerte antes que mancharse con esos alimentos y quebrantar la santa alianza, y por eso murieron. (I Macabeos 1, 63)

  • Los judíos podrán gobernarse según sus leyes, como lo hacían antes, especialmente en lo que se refiere a los alimentos, y ninguno de ellos será molestado para nada a causa de las faltas cometidas por ignorancia. (II Macabeos 11, 31)

  • Manjares derramados sobre una boca cerrada son los alimentos depositados sobre una tumba: (Eclesiástico 30, 18)

  • El estómago asimila toda clase de alimentos, pero hay unos mejores que otros. (Eclesiástico 36, 18)

  • que tenía un hermoso follaje y fruto abundante, en el que había alimentos para todos, bajo el cual habitaban los animales de los campos y en cuyas ramas anidaban los pájaros del cielo, (Daniel 4, 18)

  • Cuando salieron, el rey hizo poner los alimentos delante de Bel. (Daniel 14, 13)

  • "Si alguien lleva en los pliegues de su ropa carne ofrecida en sacrificio y toca con ellos pan, caldo, vino, aceite o cualquier clase de alimentos, ¿todo esto quedará consagrado?". Los sacerdotes respondieron: "¡No!". (Ageo 2, 12)

  • Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos». (Mateo 14, 15)

  • porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?». Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. (Marcos 7, 19)

  • Él les respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Pero ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». (Lucas 9, 13)

  • Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. (Juan 4, 8)

  • En aquellos días, como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. (Hechos 6, 1)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina