Talált 773 Eredmények: ahora

  • Ya saben qué es lo que ahora lo retiene, para que no se manifieste sino a su debido tiempo. (II Tesalonicenses 2, 6)

  • Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. (II Tesalonicenses 3, 11)

  • y que ahora se ha revelado en la Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo. Porque él destruyó la muerte e hizo brillar la vida incorruptible, mediante la Buena Noticia, (II Timoteo 1, 10)

  • prefiero suplicarte en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, (Filemon 1, 9)

  • Antes, él no te prestó ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, como lo es para mí. (Filemon 1, 11)

  • ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo. (Hebreos 1, 2)

  • Pero a aquel que fue puesto por poco tiempo debajo de los ángeles, a Jesús, ahora lo vemos coronado de gloria y esplendor, a causa de la muerte que padeció. Así, por la gracia de Dios, él experimentó la muerte en favor de todos. (Hebreos 2, 9)

  • Ahora bien, sabemos que la entrada a ese Reposo está reservada a algunos, y que los primeros que recibieron la buena noticia no entraron en él, a causa de su desobediencia. (Hebreos 4, 6)

  • Ahora bien, el que se alimenta de leche no puede entender la doctrina de la justicia, porque no es más que un niño. (Hebreos 5, 13)

  • Consideren ahora la grandeza de aquel a quien el mismo patriarca Abraham entregó como diezmo lo mejor del botín. (Hebreos 7, 4)

  • Ahora bien, no cabe duda que corresponde al superior bendecir al inferior. (Hebreos 7, 7)

  • Ahora bien, todo Sumo Sacerdote es constituido para presentar ofrendas y sacrificios; de ahí la necesidad de que tenga algo que ofrecer. (Hebreos 8, 3)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina