Talált 12448 Eredmények: Sí
El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla, y todas las montañas y las islas fueron arrancadas de sus sitios. (Apocalipsis 6, 14)
Porque ha llegado el gran Día de su ira, y ¿quién podrá resistir? (Apocalipsis 6, 17)
Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000, pertenecientes a todas las tribus de Israel. (Apocalipsis 7, 4)
doce mil de la tribu de Simeón, doce mil de la tribu de Leví, doce mil de la tribu de Isacar, (Apocalipsis 7, 7)
Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: (Apocalipsis 7, 9)
diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!». (Apocalipsis 7, 12)
Y cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se produjo en el cielo un silencio, que duró alrededor de media hora. (Apocalipsis 8, 1)
En seguida, vi a los siete Ángeles que están delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas. (Apocalipsis 8, 2)
Y los siete Ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. (Apocalipsis 8, 6)
Se les ordenó que no dañaran las praderas ni las plantas ni los árboles, sino solamente a los hombres que no llevaran la marca de Dios sobre la frente. (Apocalipsis 9, 4)
Se les permitió, no que los mataran, sino que los atormentaran durante cinco meses, con un dolor parecido al que produce la picadura del escorpión. (Apocalipsis 9, 5)
Tenían colas con un aguijón como los escorpiones, y en ellas residía el poder para dañar a los hombres durante cinco meses. (Apocalipsis 9, 10)