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  • Pablo fue luego a la sinagoga y durante tres meses predicó abiertamente, hablando sobre el Reino de Dios y tratando de persuadir a sus oyentes. (Hechos 19, 8)

  • Pero como algunos se obstinaban y se negaban a creer, denigrando el Camino del Señor delante de la asamblea, Pablo rompió con ellos. Luego tomó aparte a sus discípulos y dialogaba diariamente en la escuela de Tirano. (Hechos 19, 9)

  • Hasta algunos magistrados de la ciudad, que eran amigos suyos, le rogaron que no se expusiera yendo al teatro. (Hechos 19, 31)

  • Nosotros nos adelantamos en barco, navegando en dirección a Asos, donde debíamos recoger a Pablo. Él lo había dispuesto así, porque iba a hacer el viaje por tierra. (Hechos 20, 13)

  • Partimos de allí al día siguiente y llegamos frente a Quío. Al otro día, fuimos a Samos y, después de hacer escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. (Hechos 20, 15)

  • Al oír estas palabras, los hermanos del lugar y nosotros mismos rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén. (Hechos 21, 12)

  • Entonces respondí: "Ellos saben, Señor, que yo iba de una sinagoga a otra para encarcelar y azotar a los que creen en ti. (Hechos 22, 19)

  • Cinco días después, el Sumo Sacerdote Ananías bajó con algunos ancianos y un abogado llamado Tértulo, para presentar delante del gobernador la acusación que tenían contra Pablo. (Hechos 24, 1)

  • y ordenó a sus acusadores que comparecieran delante de ti. Si lo interrogas, tú mismo reconocerás que nuestros cargos contra él son bien fundados». (Hechos 24, 8)

  • y nunca se me vio ni en el Templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad, discutiendo con alguien o amotinando a la gente. (Hechos 24, 12)

  • Como no tengo nada preciso que escribir sobre él al Soberano, lo hice comparecer ante ustedes, especialmente ante ti, rey Agripa; así, después de este interrogatorio, yo tendré algo para informar. (Hechos 25, 26)

  • Recorría frecuentemente las sinagogas, y los castigaba para obligarlos a renegar de su fe. Lleno de rabia contra ellos, los perseguía hasta en las ciudades extranjeras. (Hechos 26, 11)


“Mesmo quando perdemos a consciência deste mundo, quando parecemos já mortos, Deus nos dá ainda uma chance de entender o que é realmente o pecado, antes de nos julgar. E se entendemos corretamente, como podemos não nos arrepender?” São Padre Pio de Pietrelcina