Talált 156 Eredmények: Moab

  • y él dijo a su pariente: "Noemí ha vuelto de los campos de Moab y ha puesto en venta la parcela de nuestro hermano Elimélec. (Rut 4, 3)

  • Pero ellos olvidaron al Señor, su Dios, y él los entregó en manos de Sísara, el jefe del ejército de Jasor, y en manos de los filisteos y del rey de Moab, que les hicieron la guerra. (I Samuel 12, 9)

  • Una vez que Saúl asumió el poder real sobre Israel, hizo la guerra a todos sus enemigos de alrededor: a Moab, a los amonitas, a Edóm, a los reyes de Sobá y a los filisteos. Dondequiera que iba, salía victorioso. (I Samuel 14, 47)

  • De allí David se fue a Mispé de Moab y dijo al rey de Moab: "Deja que mi padre y mi madre vivan entre ustedes, hasta que yo sepa lo que Dios va a hacer conmigo". (I Samuel 22, 3)

  • Luego los llevó a la presencia del rey de Moab, y ellos se quedaron con él todo el tiempo que David estuvo en el refugio. (I Samuel 22, 4)

  • de Arám, de Moab, de los amonitas, de los filisteos y de Amalec, como asimismo del botín de Hadadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá. (II Samuel 8, 12)

  • Benaías, hijo de Iehoiadá, era un hombre valiente, rico en hazañas, oriundo de Cabsel. Él mató a los dos héroes de Moab, y fue él quien bajó a la cisterna un día de nieve para matar al león. (II Samuel 23, 20)

  • Fue entonces cuando Salomón erigió, sobre la montaña que está al este de Jerusalén, un lugar alto dedicado a Quemós, el abominable ídolo de Moab, y a Milcóm, el ídolo de los amonitas. (I Reyes 11, 7)

  • Porque él me abandonó y se postró delante de Astarté, la diosa de los sidonios, delante de Quemós, el dios de Moab, y delante de Milcóm, el dios de los amonitas, y porque no siguió mis caminos haciendo lo que es recto a mis ojos y practicando mis preceptos y mis leyes como su padre David. (I Reyes 11, 33)

  • Después de la muerte de Ajab, Moab se sublevó contra Israel. (II Reyes 1, 1)

  • Mesa, rey de Moab, era criador de rebaños, y pagaba como tributo al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros lanudos. (II Reyes 3, 4)

  • Pero al morir Ajab, el rey de Moab se sublevó contra el rey de Israel. (II Reyes 3, 5)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina