Talált 95 Eredmények: Jeroboam

  • Cuando se enteró Jeroboám, hijo de Nebat -que estaba todavía en Egipto, adonde había huido del rey Salomón- se volvió de Egipto. (II Crónicas 10, 2)

  • Al tercer día, Jeroboám y todo el pueblo comparecieron ante Roboám, según lo que había indicado el rey cuando dijo: "Vuelvan a verme al tercer día". (II Crónicas 10, 12)

  • Así el rey no escuchó al pueblo, porque este era el medio de que se valía Dios para cumplir la palabra que él había dicho a Jeroboám, hijo de Nebat, por boca de Ajías de Silo. (II Crónicas 10, 15)

  • Así habla el Señor: No suban a combatir contra sus hermanos; que cada uno vuelva a su casa, porque esto ha sucedido por disposición mía". Ellos escucharon las palabras del Señor y desistieron de su campaña contra Jeroboám. (II Crónicas 11, 4)

  • En efecto, los levitas abandonaron sus campos de pastoreo y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboám y sus hijos les impedían ejercer el sacerdocio del Señor, (II Crónicas 11, 14)

  • Los hechos de Roboám, desde el principio hasta el fin, están escritos en las Crónicas del profeta Semaías y del vidente Idó, para ser registrados en las genealogías. Roboám y Jeroboám estuvieron continuamente en guerra. (II Crónicas 12, 15)

  • En el año decimoctavo del reinado de Jeroboám, comenzó a reinar Abías sobre Judá (II Crónicas 13, 1)

  • y reinó tres años en Jerusalén. Su madre se llamaba Micaía, hija de Uriel, de Guibeá. Abías y Jeroboám se hicieron la guerra. (II Crónicas 13, 2)

  • Abías entró en combate con un ejército de cuatrocientos mil guerreros escogidos, y Jeroboám se alineó contra él con ochocientos mil guerreros escogidos. (II Crónicas 13, 3)

  • Abías se paró sobre el monte Semaraim, que está en la montaña de Efraím, y dijo: "¡Escuchen, Jeroboám y todo Israel! (II Crónicas 13, 4)

  • Pero Jeroboám, hijo de Nebat, servidor de Salomón, hijo de David, se reveló contra su señor. (II Crónicas 13, 6)

  • ¡Ahora ustedes tratan de resistir a la soberanía del Señor, que está en manos de los hijos de David! ¡Ustedes son una enorme multitud y tienen los terneros de oro que Jeroboám les dio como dioses! (II Crónicas 13, 8)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina