Talált 1882 Eredmények: Había

  • y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos. (Génesis 41, 54)

  • Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa. (Génesis 41, 56)

  • José se acordó de los sueños que había tenido acerca de ellos. Entonces les dijo: "Ustedes son espías, y han venido a observar las zonas desguarnecidas del país". (Génesis 42, 9)

  • El mayordomo hizo lo que José le había ordenado y los condujo hasta la casa. (Génesis 43, 17)

  • Ellos prepararon los regalos, esperando la llegada de José al mediodía, porque ya les había avisado que comería allí. (Génesis 43, 25)

  • En la bolsa del más joven, además del dinero que pagó por su ración, pondrás también mi copa de plata". El mayordomo hizo lo que José le había indicado, (Génesis 44, 2)

  • Entonces le repitieron todo lo que les había dicho José y, al ver los carros que le había enviado para transportarlo, su espíritu revivió. (Génesis 45, 27)

  • Cuando Jacob salió de Berseba, los hijos de Israel hicieron subir a su padre, junto con sus hijos y sus mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para trasladarlos. (Génesis 46, 5)

  • -sus hijos y sus nietos, sus hijas y sus nietas- porque él había llevado consigo a todos sus descendientes. (Génesis 46, 7)

  • Estos son los hijos que Lía había dado a Jacob en Padán Arám, además de su hija Dina. Entre hombres y mujeres sumaban un total de treinta y tres personas. (Génesis 46, 15)

  • Estos son los hijos de Zilpá, la esclava que Labán había dado a su hija Lía. De ella le nacieron a Jacob estas dieciséis personas. (Génesis 46, 18)

  • Estos son los descendientes de Bilhá, la esclava que Labán había dado a su hija Raquel. De ella le nacieron a Jacob estas siete personas. (Génesis 46, 25)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina