Talált 475 Eredmények: Ciudades

  • Una vez que tomamos posesión del país, yo entregué a las tribus de Rubén y de Gad el territorio que se extiende desde Aroer, en el valle del Arnón, hasta la mitad de las montañas de Galaad, con sus ciudades. (Deuteronomio 3, 12)

  • Solamente sus mujeres, con los niños y el ganado -yo sé que ustedes tienen mucho ganado- se quedarán en las ciudades que les di, (Deuteronomio 3, 19)

  • Moisés destinó tres ciudades situadas al este del Jordán, (Deuteronomio 4, 41)

  • para que en ellas se refugiara el homicida que hubiera matado a alguien involuntariamente, sin haberlo odiado antes: buscando asilo en una de esas ciudades, salvaría su vida. (Deuteronomio 4, 42)

  • Estas ciudades eran: para los rubenitas, Béser, que estaba situada en el desierto, en el altiplano; para los gaditas, Ramot de Galaad; y para los manasitas, Golán de Basán. (Deuteronomio 4, 43)

  • pero el séptimo día es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún trabajo ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún otro de tus animales, ni tampoco el extranjero que reside en tus ciudades. Así podrán descansar tu esclavo y tu esclava, como lo haces tú. (Deuteronomio 5, 14)

  • Cuando el Señor, tu Dios te introduzca en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob -en ciudades grandes y prósperas que tú no levantaste; (Deuteronomio 6, 10)

  • Escucha, Israel. Hoy vas a cruzar el Jordán, para desposeer a naciones más numerosas y fuertes que tú, y a grandes ciudades defendidas por murallas que se alzan hasta el cielo. (Deuteronomio 9, 1)

  • Y ustedes se alegrarán en la presencia del Señor, su Dios, junto con sus hijos y sus hijas, sus esclavos y sus esclavas, y también con el levita que viva en sus ciudades, ya que él no tendrá posesión ni herencia entre ustedes. (Deuteronomio 12, 12)

  • Sin embargo, podrás matar animales y comer carne en cualquiera de tus ciudades, siempre que así lo desees y en la medida en que el Señor, tu Dios, te bendiga. Podrán comerla igualmente el impuro y el puro, como si se tratara de un ciervo o de una gacela. (Deuteronomio 12, 15)

  • Tampoco comerás en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, ni las primicias de tu ganado y tus rebaños, ni lo que hayas prometido al Señor mediante un voto, ni tus ofrendas voluntarias, ni tus dones. (Deuteronomio 12, 17)

  • Si de una de las ciudades que te dio el Señor, tu Dios, para que vivas en ella, te llega esta noticia: (Deuteronomio 13, 13)


“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina