Talált 39 Eredmények: Bosque

  • y trescientos escudos más pequeños, también de oro trabajado a martillo, empleando para cada uno trescientos siclos de oro. Luego el rey los ubicó en la sala llamada Bosque del Líbano. (II Crónicas 9, 16)

  • Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y todo el mobiliario de la sala llamada Bosque del Líbano, de oro fino; no se usaba la plata, a la que en tiempos de Salomón no se la tenía en cuenta para nada. (II Crónicas 9, 20)

  • Los jabalíes del bosque la devastan y se la comen los animales del campo. (Salmos 80, 14)

  • regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque. (Salmos 96, 12)

  • Cuando vieron el Santuario desolado, el altar profanado, las puertas completamente quemadas, las malezas crecidas en los atrios como en un bosque o en una montaña, y las salas destruidas, (I Macabeos 4, 38)

  • me fabriqué cisternas, para regar el bosque donde crecían los árboles; (Eclesiastés 2, 6)

  • Cuando se informó a la casa de David: "Arám está acampado en Efraím", se estremeció su corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque. (Isaías 7, 2)

  • Porque la maldad quema como el fuego, devora cardos y espinas, arde en las espesuras del bosque, y el humo se alza en torbellinos. (Isaías 9, 17)

  • La gloria de su bosque y su vergel, la consumirá en cuerpo y alma, como se va extinguiendo un agonizante; (Isaías 10, 18)

  • y el resto de los árboles de su bosque será un número tan reducido que un niño los podrá anotar. (Isaías 10, 19)

  • él corta con el hierro la espesura del bosque, y cae el Líbano con su esplendor. (Isaías 10, 34)

  • y cayó la defensa de Judá. Aquel día, ustedes volvieron los ojos hacia el arsenal de la Casa de Bosque. (Isaías 22, 8)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina