Talált 74 Eredmények: Alabanza

  • Al cuarto año, todos sus frutos serán consagrados en una fiesta de alabanza al Señor. (Levítico 19, 24)

  • Yo invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. (II Samuel 22, 4)

  • Porque el Señor es grande y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. (I Crónicas 16, 25)

  • Díganle: ‘¡Sálvanos, Dios de nuestra salvación! Congréganos y líbranos de las naciones, para que demos gracias a tu santo Nombre y nos gloriemos en tu alabanza’. (I Crónicas 16, 35)

  • ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, desde siempre y para siempre!". Y todo el pueblo respondió: "¡Amén!". "¡Alabanza al Señor!". (I Crónicas 16, 36)

  • Luego los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petajías dijeron: "¡Levántense, bendigan al Señor, su Dios, desde siempre y para siempre! Sea bendecido tu Nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza". (Nehemías 9, 5)

  • Los levitas eran: Josué, Binuí, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, encargado este último con sus hermanos de los himnos de alabanza. (Nehemías 12, 8)

  • Los jefes de los levitas eran Jasabías, Serebías, Josué, Binuí, Cadmiel y sus hermanos, que los asistían alternándose por grupos en la alabanza y en la acción de gracias, según la orden de David, hombre de Dios. (Nehemías 12, 24)

  • Porque desde tiempos antiguos, en los días de David, Asaf había sido el jefe de los cantores y se entonaban cantos de alabanza y de acción de gracias a Dios. (Nehemías 12, 46)

  • Luego ella y sus compañeras se coronaron con ramos de olivo, y ella, al frente de todo el pueblo, dirigía las danzas corales de todas las mujeres. Al mismo tiempo, los hombres de Israel, con sus armas y ceñidos de coronas, la seguían entonando himnos de alabanza. (Judit 15, 13)

  • Judit dijo: "¡Entonen un canto a mi Dios con tamboriles, canten al Señor con címbalos; compongan en su honor un salmo de alabanza, glorifiquen e invoquen su Nombre! (Judit 16, 1)

  • con la alabanza de los niños y de los más pequeños, erigiste una fortaleza contra tus adversarios para reprimir al enemigo y al rebelde. (Salmos 8, 3)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina