Talált 67 Eredmények: víctima

  • No tenías tus manos atadas ni estaban tus pies encadenados; has caído víctima de criminales.» (2 Samuel 3, 34)

  • Ordenó entonces: «Lleven cuatro cántaros de agua y échenla sobre la víctima y sobre la leña.» La echaron y Elías dijo: «Otra vez.» Y tres veces hicieron lo mismo. (1 Reyes 18, 34)

  • El rey fue víctima de una plaga de Yavé, pues enfermó de lepra, y quedó leproso hasta el día de su muerte. Vivió en una casa aislada, mientras Jotam, su hijo, estaba al frente de la casa del rey y administraba justicia al reino. (2 Reyes 15, 5)

  • porque persiguieron al que tú heriste y aumentaron los dolores de tu víctima. (Salmos 69, 27)

  • Esto le agradará al Señor más que una víctima, más que un ternero con cuernos y pezuñas. (Salmos 69, 32)

  • Y así como había bajado fuego del cielo por la oración de Moisés, para consumir las ofrendas y la víctima sacrificada, lo mismo, por la oración de Salomón, bajó fuego del cielo y consumió la víctima. (2 Macabeos 2, 10)

  • Y se cumplió lo dicho por Moisés: «Ya que la víctima por el pecado no fue comida, la consumió el fuego.» (2 Macabeos 2, 11)

  • Se hace la víctima, camina doblado bajo el peso, pero en el fondo es pura comedia. (Sirácides (Eclesiástico) 19, 26)

  • En cuanto a la gente a quien profetizaban, quedará tirada por las calles de Jerusalén, víctima del hambre y de la espada; pues no habrá nadie para enterrarla, ni a sus mujeres, ni a sus hijos e hijas. Haré recaer sobre ella misma su maldad. (Jeremías 14, 16)

  • El sacerdote untará en la sangre de la víctima por el pecado y rociará los montantes de la puerta de la Casa, los cuatro ángulos del zócalo del altar y los montantes de las puertas del patio interior. (Ezequiel 45, 19)

  • Le gritaron: «Eres víctima de un mal espíritu. ¿Quién quiere matarte?» (Evangelio según San Juan 7, 20)

  • Los judíos replicaron: «Ahora sabemos que eres víctima de un mal espíritu. Abrahán murió y también los profetas, ¿y tú dices: "Quien guarda mi palabra jamás probará la muerte"? (Evangelio según San Juan 8, 52)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina