Talált 364 Eredmények: sangre

  • Porque el alma de todo ser viviente está en su sangre, y yo les di la sangre para que la lleven al altar para el rescate de sus almas, pues esta sangre paga la deuda del alma. (Levítico 17, 11)

  • Por eso he dicho a los hijos de Israel: «Ninguno de ustedes comerá sangre, ni tampoco el forastero que viva entre ustedes.» (Levítico 17, 12)

  • Si un hombre de Israel, o alguno de los extranjeros que viven en medio de ustedes, caza un animal o ave que está permitido comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. (Levítico 17, 13)

  • Porque la sangre de todo ser viviente es su misma alma. Por eso mandé a los hijos de Israel: «No comerán la sangre de ningún animal, pues la sangre es su alma misma.» El que la coma será eliminado. (Levítico 17, 14)

  • No tendrás relaciones con las hijas de tu hijo o de tu hija, pues son de tu misma sangre. (Levítico 18, 10)

  • No coman nada encima de la sangre. No practiquen la hechicería ni la astrología. (Levítico 19, 26)

  • Si un hombre se acuesta con una mujer durante su derrame menstrual y descubre su desnudez, ha descubierto, y ella también, la fuente de su sangre; ambos serán borrados de en medio de su pueblo. (Levítico 20, 18)

  • Todo hombre o mujer que llame a los espíritus o practique hechicerías morirá. Los apedrearán y su sangre caerá sobre ellos.» (Levítico 20, 27)

  • Pero no harás el rescate del primerizo de vaca, de oveja ni de cabra, porque están consagrados. Derramarás más bien su sangre sobre el altar, y harás quemar su grasa como sacrificio por el fuego de agradable aroma para Yavé. (Números 18, 17)

  • El sacerdote Eleazar untará su dedo en la sangre y rociará siete veces volviéndose hacia la entrada de la Tienda de las Citas. (Números 19, 4)

  • Luego se quemará la vaca a la vista de todos. Quemará su piel, su carne, su sangre y sus excrementos. (Números 19, 5)

  • Ese pueblo se alza como una leona, se yergue como un león. No volverá sin que haya devorado su presa, sin que haya bebido la sangre de sus víctimas. (Números 23, 24)


“Que Maria seja toda a razão da sua existência e o guie ao porto seguro da eterna salvação. Que Ela lhe sirva de doce modelo e inspiração na virtude da santa humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina