Talált 364 Eredmények: sangre

  • El pueblo, muy fatigado, se entregó al saqueo; tomaron ovejas, bueyes y terneros, los degollaron sobre el suelo y comieron encima de la sangre. (1 Samuel 14, 32)

  • Avisaron a Saúl: «El pueblo está pecando contra Yavé, al comer al lado de la sangre.» Saúl dijo: «Ustedes son unos traidores: traigan rodando hasta aquí una piedra grande.» (1 Samuel 14, 33)

  • Y agregó: «Repártanse entre el pueblo y díganles que cada uno traiga su buey o su carnero; degüéllenlo sobre esta piedra y coman, así no pecarán contra Yavé por comer encima de la sangre.» Aquella noche, pues, cada uno trajo lo que tenía de botín, y lo degollaron allí. (1 Samuel 14, 34)

  • Arriesgó su vida para matar al filisteo, con lo cual Yavé dio una gran victoria a todo Israel. Tú lo viste y te alegraste. Entonces, ¿por qué quieres pecar contra sangre inocente matando a David sin motivo?» (1 Samuel 19, 5)

  • Y ahora, por Yavé y por tu vida, es Yavé quien te ha impedido derramar sangre y hacerte justicia por tu propia mano. Que a tus enemigos y a los que te odian les pase como a Nabal. (1 Samuel 25, 26)

  • tú, señor, no tendrás este pesar y remordimiento en el corazón de haber derramado sangre inocente y haberte vengado por tu propia mano. Entonces Yavé te bendecirá y tú también te acordarás de mí, tu sierva.» (1 Samuel 25, 31)

  • Bendita sea tu sabiduría, y bendita seas tú misma, que me has impedido derramar sangre y vengarme por mi mano. (1 Samuel 25, 33)

  • Que mi sangre no caiga en tierra, lejos de la presencia de Yavé. ¿Por qué has salido a cazarme como quien persigue una perdiz en los cerros?» (1 Samuel 26, 20)

  • El escudo de Saúl no estaba ungido con aceite sino con la sangre de los heridos y con la grasa de los guerreros.El arco de Jonatán no retrocedió jamás ni la espada de Saúl se blandía en vano. (2 Samuel 1, 22)

  • Todos los ancianos dirigentes de las tribus de Israel vinieron a hablar con David, en Hebrón, y le dijeron: «Mira que somos sangre de tu sangre. (2 Samuel 5, 1)

  • Ella replicó: «Que el rey se digne jurar por el nombre de Yavé, su Dios, para que el vengador de la sangre no aumente mi desgracia dando muerte a mi hijo.» Entonces él dijo: «Vive Yavé, que no caerá en tierra un solo cabello de tu hijo.» (2 Samuel 14, 11)

  • Yavé hace recaer sobre tu cabeza toda la sangre de la familia de Saúl, que masacraste. Así como tú le quitaste el trono a Saúl, así también Yavé se lo ha dado a tu hijo Absalón. Tú eres un criminal, por eso te persigue la desgracia.» (2 Samuel 16, 8)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina