Talált 24 Eredmények: sana

  • Paseando entonces su mirada sobre todos ellos, dijo al hombre: «Extiende tu mano.» Lo hizo, y su mano quedó sana. (Evangelio según San Lucas 6, 10)

  • La mujer, al verse descubierta, se presentó temblando y se echó a los pies de Jesús. Después contó delante de todos por qué lo había tocado y cómo había quedado instantáneamente sana. (Evangelio según San Lucas 8, 47)

  • Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y arregla tu cama.» Y de inmediato se levantó. (Hecho de los Apóstoles 9, 34)

  • para los adúlteros y los que tienen relaciones sexuales entre hombres o con niños, para los mentirosos y para los que juran en falso. Habría que añadir todos los demás pecados que van en contra de la sana doctrina, (1º Carta a Timoteo 1, 10)

  • Si explicas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, alimentado con las enseñanzas de la fe y de la sana doctrina que has seguido. (1º Carta a Timoteo 4, 6)

  • Toma como norma la sana doctrina que has oído de mí sobre la fe y el amor según Cristo Jesús. (2º Carta a Timoteo 1, 13)

  • Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; (2º Carta a Timoteo 4, 3)

  • Cuando habla, que esté apegado a lo que es seguro, de acuerdo con la doctrina, y sea capaz de predicar la sana doctrina y al mismo tiempo sepa rebatir a los que la atacan. (Carta a Tito 1, 9)

  • Es la pura verdad. Por eso repréndelos con firmeza para mantenerlos en una fe sana, (Carta a Tito 1, 13)

  • Tus palabras deben fortalecer la sana doctrina. (Carta a Tito 2, 1)

  • tu predicación sana e intachable. Con esto los de fuera no encontrarán cosa alguna que criticar, y más bien se sentirán avergonzados. (Carta a Tito 2, 8)

  • Esta es ya, queridos, la segunda carta que les escribo. En ambas he intentado recordarles la sana doctrina. (2º Carta de Pedro 3, 1)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina