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Pero todos son reformados y hechos justos gratuitamente y por pura bondad, mediante la redención realizada en Cristo Jesús. (Carta a los Romanos 3, 24)
Siendo hijos, son también herederos; la herencia de Dios será nuestra y la compartiremos con Cristo. Y si hemos sufrido con él, estaremos con él también en la Gloria. (Carta a los Romanos 8, 17)
Y también nosotros, aunque ya tengamos el Espíritu como un anticipo de lo que hemos de recibir, gemimos en nuestro interior mientras esperamos nuestros derechos de hijos y la redención de nuestro cuerpo. (Carta a los Romanos 8, 23)
A los que de antemano conoció, también los predestinó a ser como su Hijo y semejantes a él, a fin de que sea el primogénito en medio de numerosos hermanos. (Carta a los Romanos 8, 29)
Dios ha aguantado con mucha paciencia vasijas que solamente merecían su ira, y que después de hacerlas serían reducidas a pedazos; con ellas quería manifestar su justicia y dar a conocer su poder. (Carta a los Romanos 9, 22)
Si eres predicador, sé capaz de animar a los demás; si te corresponde la asistencia, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente. (Carta a los Romanos 12, 8)
Pero he tenido cuidado, y de esto me honro, de no predicar en lugares donde ya se conocía a Cristo, y de no aprovecharme de bases puestas por otros. (Carta a los Romanos 15, 20)
Pues el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios cuando ponía por obra su sabiduría; entonces a Dios le pareció bien salvar a los creyentes con esta locura que predicamos. (1º Carta a los Corintios 1, 21)
Dios ha elegido lo que es común y despreciado en este mundo, lo que es nada, para reducir a la nada lo que es. (1º Carta a los Corintios 1, 28)
¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se engañen: ni los que tienen relaciones sexuales prohibidas, ni los que adoran a los ídolos, ni los adúlteros, ni los homosexuales y los que sólo buscan el placer, (1º Carta a los Corintios 6, 9)
ni los ladrones, ni los que no tienen nunca bastante, ni los borrachos, ni los chismosos, ni los que se aprovechan de los demás heredarán el Reino de Dios. (1º Carta a los Corintios 6, 10)
Respecto a los que se mantienen vírgenes, no tengo mandato alguno del Señor; pero los consejos que les doy son los de un hombre a quien el Señor en su bondad ha hecho digno de crédito. (1º Carta a los Corintios 7, 25)