Talált 47 Eredmények: posesión

  • Esta fue la posesión de la tribu de Judá, según sus familias. (Josué 15, 20)

  • Los hijos de Efraím tuvieron también ciudades reservadas dentro de la posesión de los hijos de Manasés, cada ciudad con sus aldeas dependientes. (Josué 16, 9)

  • Ellas se presentaron a Eleazar, el sacerdote, en presencia de Josué, hijo de Nun, y de los príncipes, diciendo: «Yavé ordenó por medio de Moisés que se nos diese posesión en medio de nuestros hermanos.» Se les dio entonces una herencia en medio de los hermanos de su padre, conforme a la orden de Yavé. (Josué 17, 4)

  • La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón por sus familias: los límites de su posesión se extienden por el occidente hasta Sarid. (Josué 19, 10)

  • Esta es la posesión de los hijos de Isacar, y las ciudades y aldeas para sus familias. (Josué 19, 23)

  • Esta es la posesión de los hijos de sus familias. (Josué 19, 31)

  • Moisés había dado a la media tribu de Manasés su posesión en Basán; por eso, a la otra mitad Josué le dio la herencia entre los demás hermanos suyos en este lado del Jordán, al occidente. Por eso, al despedirlos después de bendecirlos, (Josué 22, 7)

  • ¿No tienes ya todo lo que tu dios Camos te ha dado? Igualmente nosotros tenemos todo lo que Yavé, nuestro Dios, nos ha dado en posesión. (Jueces 11, 24)

  • Más aún, Salomón ya tomó posesión del trono; (1 Reyes 1, 46)

  • Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Ajab: «Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el de Jezrael, que no te la quiso vender por dinero, pues ya no vive, ha muerto.» (1 Reyes 21, 15)

  • Apenas escuchó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot para tomar posesión de ella. (1 Reyes 21, 16)

  • «Levántate y ve al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaria. Está en la viña de Nabot, para tomar posesión de ella. (1 Reyes 21, 18)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina