Talált 1184 Eredmények: padre de la nación

  • Haré de ti una gran nación y te bendeciré; voy a engrandecer tu nombre, y tú serás una bendición. (Génesis 12, 2)

  • Pero yo vendré a juzgar a la nación que los ha oprimido, y después saldrán cargados de riquezas. (Génesis 15, 14)

  • «Esta es mi alianza que voy a pactar contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. (Génesis 17, 4)

  • No te llamarás más Abram, sino Abrahán, pues te tengo destinado a ser padre de una multitud de naciones. (Génesis 17, 5)

  • En cuanto a Ismael, también te he escuchado. Yo lo bendeciré y le daré una descendencia muy grande y muy numerosa. Será el padre de doce príncipes y haré de él una gran nación. (Génesis 17, 20)

  • cuando justamente quiero que salga de él una nación grande y poderosa, y que a través de él sean bendecidas todas las naciones de la tierra? (Génesis 18, 18)

  • Entonces dijo la hija mayor a la menor: «Nuestro padre está viejo y no ha quedado ni un hombre siquiera en esta región que pueda unirse a nosotras como se hace en todo el mundo. (Génesis 19, 31)

  • Ven y embriaguémoslo con vino y acostémonos con él. Así sobrevivirá la familia de nuestro padre.» (Génesis 19, 32)

  • Y así lo hicieron aquella misma noche, y la mayor se acostó con su padre, quien no se dio cuenta de nada, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. (Génesis 19, 33)

  • Al día siguiente dijo la mayor a la menor: «Ya sabes que me acosté anoche con mi padre. Hagámosle beber vino otra vez esta noche y te acuestas tú también con él, para que la raza de nuestro padre no desaparezca.» (Génesis 19, 34)

  • Le hicieron beber y lo embriagaron de nuevo aquella noche, y la hija menor se acostó con él. El padre no se dio cuenta de nada, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó. (Génesis 19, 35)

  • Y así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. (Génesis 19, 36)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina