Talált 207 Eredmények: mar muerto
Pero al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto, y no le quebraron las piernas, (Evangelio según San Juan 19, 33)
Se quedaron allí algún tiempo enseñando. Luego llegaron unos judíos de Antioquía e Iconio y hablaron con mucha seguridad, afirmando que no había nada de verdadero en aquella predicación, sino que todo era una mentira. Persuadieron a la gente a que les dieran la espalda y al final apedrearon a Pablo. Después lo arrastraron fuera de la ciudad, convencidos de que ya estaba muerto. (Hecho de los Apóstoles 14, 19)
Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en el borde de la ventana, y como Pablo no terminaba de hablar, el sueño acabó por vencerle. Se durmió y se cayó desde el tercer piso al suelo. Lo recogieron muerto. (Hecho de los Apóstoles 20, 9)
Sólo tenían contra él cuestiones referentes a sus creencias y a un cierto Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirma que vive. (Hecho de los Apóstoles 25, 19)
Pensaban que se iba a hinchar o caer muerto de repente, pero después de esperar largo rato, vieron que no le pasaba nada. Entonces cambiaron de parecer y decían que era un dios. (Hecho de los Apóstoles 28, 6)
Si hemos muerto al pecado, ¿cómo volveremos a vivir en él? (Carta a los Romanos 6, 2)
Hemos muerto, ¿no es cierto? Entonces ya no le debemos nada. (Carta a los Romanos 6, 7)
Pero si hemos muerto junto a Cristo, debemos creer que también viviremos con él. (Carta a los Romanos 6, 8)
No dejen que el pecado tenga poder sobre este cuerpo -¡es un muerto!- y no obedezcan a sus deseos. (Carta a los Romanos 6, 12)
Mientras éste vivía, cometía un adulterio entregándose a otro; pero muerto el esposo, queda libre de sus deberes, y si se entrega a otro hombre, no será un adulterio. (Carta a los Romanos 7, 3)
Lo mismo pasa con ustedes, hermanos, pues han muerto a la Ley en la persona de Cristo, y han pasado a pertenecer a otro, al que resucitó de entre los muertos, a fin de que diéramos fruto para Dios. (Carta a los Romanos 7, 4)
Pero ahora hemos muerto a lo que nos tenía aprisionados, y la Ley ya no vale para nosotros. Ya no estamos sirviendo a una ley escrita, cosa propia del pasado, sino al Espíritu: esto es lo nuevo. (Carta a los Romanos 7, 6)